El gobierno japonés quiere aprobar lo antes posible un primer presupuesto de unos US$ 47 mil millones para comenzar una gigantesca reconstrucción en la costa noreste de Japón tras el terremoto ocurrido hace un mes.
Las prioridades serán las labores de desescombro de una zona costera que abarca más de 600 kilómetros, las primeras ayudas para normalizar la vida de los refugiados, levantar unas 70.000 viviendas y reconstruir una economía local en serio riesgo de colapso.
Para este objetivo las autoridades crearon un consejo de expertos, que incluye profesores de universidad, empresarios y arquitectos para que, alrededor de junio, presenten propuestas que van desde el urbanismo hasta el empleo.
Algunos políticos creen que la primera fase de la reconstrucción necesitará además unos tres presupuestos adicionales hasta alcanzar un total de US$ 116 mil millones.
Además del daño directo en sus instalaciones, las diversas empresas y compañías japonesas se enfrentan a un año de escasez energética por los problemas en las plantas nucleares en el noreste de Japón.
Los problemas por cortes de electricidad obligarán a reducir la marcha de un buen número de líneas de producción en todo el país, a lo que se suma el peligro proveniente de la central de Fukushima, que podría hacer que los consumidores asocien los productos japoneses con el peligro radiactivo.
Las emanaciones de la central de Fukushima perjudican también a los pescadores, agricultores y ganaderos de varias provincias en el centro de Japón, por lo que el gobierno previsiblemente tendrá que dedicar muchos fondos durante un largo tiempo a recuperarse de su mayor desastre acaecido desde la II Guerra Mundial.