Tomás (17) cumple este año 18, por lo que deberá salir de la Casa Futuro, recinto dedicado a la reinserción de menores infractores de ley que es administrado por la Municipalidad de Las Condes. Sin embargo, a pesar de que superará el límite de edad para asistir a este programa comunal, dice que de todas maneras volverá para visitar a sus amigos y profesores, pues dice "acá me ayudaron a saber lo que quiero ser, porque antes estaba metido en algunas cosas malas".

Y esa es la idea, dicen los administradores del centro: que los menores se sientan parte de un proyecto para saber qué es lo que quieren lograr en la vida. Así lo explica el alcalde de Las Condes, Francisco de la Maza, quien indica que el proyecto comenzó en 2012 y hoy muestra resultados, pero que en un comienzo fue difícil de lograr implementar.

"El primer año, muchos profesores duraron un día, porque algunos jóvenes llegaban con cortaplumas y los amenazaban. En estos cuatro años hemos ido generando un aprendizaje para una metodología en el proceso de reinserción y hoy día tenemos un 74% de éxito. Es decir, casi ocho de cada diez niños hoy está reinsertado en la sociedad a través del trabajo o el estudio", señala De la Maza.

El programa consiste en elaborar un trabajo personalizado con los menores. Caso a caso. Hay algunos que están en clases de matemáticas sólo 40 minutos y después repasan la materia, cuando recuperan la concentración. "Cuando se personaliza la atención, la probabilidad de que el proceso sea efectivo es muy alta. Además, se les enseña de acuerdo a sus capacidades e intereses", dice el psiquiatra infanto-juvenil Sergio Canals, quien es parte del plan.

En el caso de Benjamín (16), se define como un joven que es aficionado al fútbol y a la música. "Estudio y me entretengo haciendo deporte y tocando batería. Entonces, tengo todo; cuando me voy a mi casa, después quiero volver para jugar fútbol o tocar. Antes, pasaba más tiempo en la calle y aunque me gustaba jugar a la pelota, me distraía más en otras cosas", señala el joven.

Los menores que están en la Casa Futuro tienen entre 14 y 18 años. Ese es el requisito básico para entrar al programa. Martín (18) está próximo a salir de la residencia, donde dice que saldrá con otra visión de la realidad. "Tengo algunos robos, hurtos, pero ya no más. Hace rato que no, porque me di cuenta que no sirve para nada, sólo para meterme en problemas".

El joven dice estar "motivado", ya que quiere estudiar dos cosas: turismo aventura y después Ingeniería Comercial. "Es lo que quiero. Además, siento como que ahora le importo a la gente", indica. El recinto cuenta con una capacidad para 12 menores, lo que para el alcalde es "fundamental" para poder lograr resultados.

"Esto no es algo masivo, más bien la búsqueda ha sido aprender de las complejidades que tiene el proceso de reinserción en este tipo de jóvenes, buscar cuál es su historia de manera particular", dice De la Maza, quien agrega que "yo no sé cómo funcionarán los centros del Sename, pero claro que deben tener más capacidad. Ahora, lo importante es que estos recintos no funcionen como guarderías, ya que se tienen que aplicar programas para reinsertar al joven, y entender que todos los menores son diferentes".

Financiamiento

El presupuesto de la municipalidad para cada menor es de $ 550.000 mensuales, lo que es aprovechado para pagarle a los profesores, asistentes, profesionales de atención médica y mantención. El costo, que alcanza los $ 80 millones anuales, también incluye la alimentación: a los menores se les da desayuno, almuerzo y una merienda.

Rocío (14) es la única mujer de la casa. Se integró hace poco y dice sentirse cómoda: "Me gusta. Me recibieron bien y antes no me aceptaban en ningún colegio, aunque me aburro siendo que todos mis compañeros son hombres, pero igual me divierto haciendo deporte".

Las historias se repiten: el pasado en la calle, drogas y delitos. Sin embargo, el futuro también es compartido por todos: trabajo, diversión y convertirse en una mejor persona.