El ambiente está enrarecido en Pedreros. El impasse entre el presidente de Blanco y Negro, Arturo Salah, y el técnico de Colo Colo, Héctor Tapia, debido a las críticas públicas que hizo el timonel en La Tercera, está lejos de superarse.
Si la tensión se notó en el tradicional almuerzo de Fiestas Patrias celebrado el viernes en el estadio Monumental, ayer, en la previa del partido de este mediodía ante Palestino, el panorama fue idéntico.
De esta forma, la situación, lejos de mejorar, empeora. Tanto así, que el entrenador y el presidente siguen sin saludarse y sin cruzar palabras en Macul.
Tito aseguró que "si me molestó voy a ir y se lo voy a decir a Arturo Salah". Por ahora, no lo ha hecho y no porque las declaraciones del ex seleccionador sobre las debilidades del Cacique no le disgustaran, sino porque los ánimos están demasiado caldeados.
Uno de los más molestos es el ayudante técnico del ex delantero: Miguel Riffo. El siete veces campeón con el elenco albo es respetado en Macul por su cercanía con los jugadores y por su fuerte carácter. De hecho, a diferencia de Tapia, no asiste a las reuniones de directorio ni de comisión fútbol.
El problema ya llegó a los oídos del plantel. Al grupo tampoco le cayó bien que el presidente de la sociedad anónima afirmara que "hay momentos en que el equipo se confía y deja crecer al rival". Más allá de que varios comparten esa opinión, que lo hiciera de forma pública molestó.
Por eso, y al igual que cuando se revelaron las diferencias con Juan Gutiérrez, director deportivo, los máximos referentes del plantel le brindaron apoyo total. El escenario es delicado para Tito, que siente que hay directivos que esperan su caída. Por eso, y también para ponerle presión a la U, que juega más tarde, el duelo de hoy ante Palestino asoma como fundamental.