Cuando los relojes marcan las 2.00 horas, Avenida Irarrázaval, en el corazón de la comuna de Ñuñoa, vive un ajetreo que contrasta con el silencio en que se sumerge la vecina comuna de Providencia. Desde que en esta última comenzó a regir la ordenanza que restriegue el horario de los locales que venden alcohol, los bares de la Plaza Ñuñoa han visto como se incrementa su clientela hasta en un 25%.
"He tenido que renovarme según las leyes, así que he tenido que venir hacia otros sectores", cuenta Alvaro Zúñiga, sentado en la terraza del bar D'Fenix junto a tres amigos y varios shops sobre la mesa.
Mientras los dueños de locales de Providencia protestan fuera de la municipalidad alegando pérdidas superiores al 50%, y los concejales buscan formulas para reducir el impacto de la norma -con una propuesta de plebiscito incluida-, en los pubs de Ñuñoa abundan las sonrisas: las puertas pueden permanecer abiertas hasta las 4.00 horas, dos horas más que Providencia, mientras que las botillerías pueden operar hasta la medianoche en la semana y las 1.00 horas los sábados.
Un día de semana, el mismo bar donde Zúñiga comparte con sus amigos, ubicado en Irarrázaval con calle Andrés Pino, apenas tiene mesas para recibir a más personas a eso de las 23.00 horas. "Hay un alza de más o menos un 25% de clientes", sostiene la dueña del local, Laura Dvasch. Sin embargo, reconoce que este aumento no se relaciona directamente con un incremento en las ventas. "La gente está llegando después de las 1.00 de la mañana, por lo que cuesta atender a las personas como corresponde, aparte que no siempre gastan mucho", agrega.
Pero este aumento de clientes impacta en otro ámbito: decenas de garzones que antes trabajaban en Providencia han llegado golpeando las puertas de las tabernas de Ñuñoa. "Esta semana han llegado unos 20 garzones que vinieron a pedir trabajo porque allá cierran temprano y ya no hay la misma cantidad de público", dice el garzón Eliseo Castro.
Más controles
Alvaro Santiagos, garzón del bar De Niro, relata que también se ha beneficiado de esta nueva tendencia. Trabaja cinco días a la semana en el local, tanto de garzón como de barman, y según su percepción "hay una diferencia de entre un 25% y 30% de las propinas que gano ahora". Santiagos agrega que el fenómeno, además, está generando un cambio en la rutina de trabajo: "Antes no llegaba gente a las 1.30 horas, pero ahora, cerrando Providencia, se vienen para acá y aumenta todo de nuevo, como si recién hubiésemos abierto".
El director jurídico de la Municipalidad de Ñuñoa, Marcial Araya, explica que todavía no se percibe un incremento de personas en la noche, pero que están preparados para que esto ocurra. Incluso, dice, se están tomando medidas en conjunto con los dueños de locales para "evitar que este probable trasvasije de Providencia a Ñuñoa vaya a alterar la tranquilidad y la forma civilizada que tiene la gente de la comuna".
Desde carabineros, en tanto, informaron que han notado un incremento de público después de las 2.00 horas y que para enfrentar esta situación, se han aumentado los controles vehiculares, para evitar accidentes y problemas.