A horas de que Ollanta Humala asuma la Presidencia de Perú, una de las preguntas clave en torno a su mandato es si aplicará el modelo que lo llevó a la victoria electoral y el que él ha asegurado podría ser uno de los ejes de su gestión: el usado por Brasil en la última década.

¿Será Humala el Lula de los Andes?

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva llegó al poder en 2003 y ocho años más tarde dejó el gobierno con una popularidad del 80% y elogiado por las mejoras sociales y económicas que implementó.

Y muchos temían, al igual que ahora sucede con Humala, por su pasado.

Pero Lula mostró cintura y pragmatismo: aplicó una receta de centroderecha en términos económicos y de centroizquierda en el ámbito social.

Inspirado en ese modelo, Humala, de 49 años, alcanza la Presidencia con enormes desafíos por delante y frente a una gran oportunidad, estiman analistas.

La de colocar a su país en una senda similar a la seguida por Brasil en la primera década del siglo XXI.

¿DESTINO BRASIL?

Pero pese a la eventual intención de seguir el rumbo de Brasil, no son pocos quienes se preguntan si el país y el presidente están preparados para ello.

"Perú nunca va a ser Brasil", le dice a BBC Mundo Michael Reid, editor de las Américas de la revista británica The Economist.

Pero sí hay elementos, señala, que Humala puede tener como ejes de su Presidencia.

Entre ellos menciona "aprender del modelo de Brasil, del modelo de Lula, de respetar los contratos firmados por gobiernos anteriores e imitar las ambiciones de Lula en políticas sociales".

"Y espero -agrega- que Humala haya aprendido la importancia del respeto por las instituciones democráticas y de los límites a los mandatos presidenciales".

Para Aldo Panfichi, politólogo de la Universidad Católica de Perú, el país se va a beneficiar de un vínculo, que anticipa, cobrará nuevo vigor con Brasil.

"Entramos en un período en el que las relaciones entre Perú y Brasil van a ser intensas, diversas y complejas. Y van a estar como telón de fondo durante los cinco años de gobierno de Humala", señala.

En un gesto simbólico, Humala inició en Brasil su primera gira como presidente electo.

Con la experiencia que tiene Brasil en la implementación de políticas sociales, opina Panfichi, Perú tendrá en su vecino un espejo para mirarse.

A LO SOCIAL

Humala recibe el país de manos de Alan García, quien llevó a Perú a disfrutar de la tasa de crecimiento económico más alto en América Latina en los últimos años.

Sin embargo, ese crecimiento de un promedio anual del 7% no repercutió en mejoras sociales para todos: un tercio de los 30 millones de peruanos aún vive en la pobreza.

Con la consigna de mantener el rumbo económico de apertura y la bonanza, y atender al mismo tiempo los reclamos sociales, Humala se llevó la victoria en la segunda vuelta en junio.

Dejar atrás un discurso radical y cercano a Hugo Chávez, algo que en 2006 le valió la derrota, fue la clave para su triunfo.

Ahora le llega el momento de hacer un delicado balance entre las expectativas de diversos sectores del país.

El mundo empresarial, el sector económico, los privados: todos desde el día de las elecciones empezaron a demandar señales y acciones que calmaran los nervios del mercado.

En las últimas semanas Humala se encargó de transmitirles tranquilidad, como lo hizo Lula hace ocho años, con los hombres que tendrán puestos clave en su gobierno.

Desde un primer ministro como Salomón Lerner, con experiencia en administraciones anteriores, hasta mantener a Julio Velarde al frente del Banco Central, pasando por la designación del ortodoxo Luis Castilla en Economía.

Pero quienes no han recibido los frutos del crecimiento también querrán que el presidente los escuche.

Y allí será cuando Humala necesite del equilibrio para gobernar y atender los reclamos de todos: "un riesgo", dice Reid.

Este jueves -asegura Panfichi- "toca el anuncio social. Ahora que empieza el partido tiene que hacer un gol, anunciar algunas de sus promesas electorales, como el aumento del salario mínimo".

En el aspecto social, el excomandante recibe un país con casi 140 conflictos sociales activos, tensiones que desde 2008 han dejado poco más de 100 muertos y que el mandatario deberá atender a la brevedad, estiman analistas.


"GRAN TRANSFORMACIÓN"

La llegada de Humala ha generado expectativa y mientras los peruanos esperan que mantenga el crecimiento, también resaltan -de acuerdo a sondeos- otros anhelos importantes como una mejora en la gestión pública.

Y ponen especial hincapié en la seguridad y la lucha contra la corrupción.

Un cuestionado viaje de su hermano Alexis a Rusia, donde se reunió con funcionarios del gobierno, generó el inmediato descenso de la aprobación del todavía presidente electo.

Humala, que saca a relucir la bandera de la "unidad nacional" y promete llevar adelante una "gran transformación del país", es en algunos aspectos todavía un misterio.

"Gran transformación no va a haber. Va a haber más Estado, más gasto social, más impuestos, pero el mismo modelo", señala Panfichi.

"Si Perú logra mantener el crecimiento, amplía los programas sociales y alcanza un gobierno más eficiente, entonces eso será una gran transformación -dice Reid-. La duda es si podrá hacerlo".

Y quienes buscan compararlo con Lula, sostiene el editor de The Economist, deben recordar que Humala nunca ejerció un cargo público, estuvo en el Ejército y su experiencia se limita a haber disputado -y perdido- la elección previa.

Lula, en cambio, llegó al poder tras décadas de experiencia en movimientos políticos y sociales, con experiencia en el funcionamiento de instituciones democráticas y con habilidades políticas, opina.