El cineasta franco-polaco Roman Polanski denunció hoy que la demanda de extradición de Estados Unidos en su contra por un caso judicial que data de los años 70 "se basó en una mentira".

En un texto remitido a su amigo, el filósofo Bernard-Henri Lévy, y dirigido a la opinión pública bajo el título de "No puedo callar más", el realizador explica que hasta ahora ha querido respetar el trabajo de las autoridades judiciales, pero que ha llegado el momento de pedir que se le trate "como a todo el mundo".

A petición suya, Lévy ha difundido el escrito en la página web de literatura y cultura que dirige el pensador, "La règle du jeu", en la que Polanski admite: "Es cierto. Hace 33 años me declaré culpable", pero precisa que ya pagó por ello, por haber mantenido relaciones sexuales con una menor de 13 años, con una pena de 42 días en la prisión estatal de Chino (California)

Desde su chalet en Gstaad (Suiza), donde está en arresto domiciliario, el cineasta acusa a las autoridades estadounidenses de pedir ahora su extradición para convertirle en "pasto" de los medios de comunicación de todo el mundo, más que para pronunciar un dictamen sobre el que, asegura, se fijó un acuerdo hace 33 años.

A esa fecha, 1978, se remontan los hechos por los que reclama Estados Unidos, un proceso judicial por haber mantenido relaciones sexuales con una menor quien, según recordó hoy el cineasta, retiró los cargos en su contra y más de una vez declaró públicamente que le ha perdonado y que no cree que se le deba seguir persiguiendo.

Antes de concluir, Polanski expresa su esperanza en que las autoridades suizas decidan que no hay razones para extraditarle y subraya su deseo de recuperar la paz y la tranquilidad junto a su familia y en libertad.

Polanski fue detenido a finales septiembre pasado, cuando aterrizaba en Zúrich para recibir un premio cinematográfico, en virtud de una orden de captura de EEUU. Después de más de dos meses en prisión, consiguió la libertad condicional tras haber depositado la fianza de 4,5 millones de francos (3 millones de euros) establecida por los jueces suizos y haberse comprometido a no salir "en ningún momento" de los límites de su propiedad y a llevar un brazalete electrónico.