Polémica sobre veracidad de la carta del Papa salpica delicado equilibrio entre Kirchner e Iglesia

El Pontífice envió una carta a Cristina K con motivo de las fiestas patrias, en la que expresaba su deseo de que los argentinos hallen "diálogo constructivo" y "mutua colaboración"




El entredicho por la supuesta falsedad de una carta del Papa Francisco a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, cuya autenticidad fue confirmada hoy por el propio Pontífice, salpicó el delicado equilibrio en que se sostiene la relación entre el gobierno argentino y la Iglesia católica.

La presidenta y Francisco estrecharon sus lazos desde la elección del primer papa argentino en 2013.

Atrás dejaron la distancia y la tirantez que signaron el vínculo entre el kirchnerismo y Jorge Mario Bergoglio cuando éste era arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado argentino. Cuestionaba al poder, reclamaba políticas para combatir la pobreza y criticaba el matrimonio igualitario impulsado por el kirchnerismo. 

Y en ese equilibrio se mueve actualmente la relación entre el gobierno y la Iglesia, que pusieron en riesgo críticos documentos emitidos por la Conferencia Episcopal Argentina.

A fines del año pasado, los obispos denunciaron el avance del narcotráfico y los efectos de la droga en la población. Hace pocos días, alertaron que "Argentina está enferma de violencia". En cada caso, aclararon que no buscaban confrontar con el gobierno sino hacer un llamado de atención, mientras quedaba sobrevolando la duda de si cada texto había recibido el visto bueno de Francisco.

La última vez, Fernández de Kirchner no dejó pasar la crítica y sostuvo que los que dicen que "hoy la Argentina es violenta" lo que quieren es reeditar "viejos enfrentamientos" vividos por el país en el pasado. 

El Pontífice no perdió vinculación con Argentina, al contrario, se mantiene al tanto de todo lo que sucede en el país y ya son habituales sus cartas y llamados telefónicos a ciudadanos comunes, dirigentes y funcionarios, con un estilo descontracturado que imprime también a sus relaciones con el resto del mundo.

En este contexto, el jueves la Presidencia difundió en su página web una carta enviada por Francisco para saludar a Fernández de Kirchner y al pueblo argentino por los festejos patrios el próximo domingo del aniversario de la Revolución de Mayo de 1810.

En la misiva el Pontífice pedía "al Señor" para que los argentinos "encuentren caminos de convivencia pacífica, de diálogo constructivo y mutua colaboración, y crezca así por doquier la solidaridad, la concordia y la justicia". Pocas horas después, estalló el escándalo.

El secretario de Ceremonial del Vaticano, el padre argentino Guillermo Karcher, declaró en la tarde del jueves al canal noticioso C5N que la carta era "trucha" (falsa), que había sido "hecha con muy mala leche" (mala intención) y que fue "un artista el que hizo este collage". Algunos detalles de la carta llaman la atención, como por ejemplo que Francisco tutea a la presidenta y está escrita con algunos errores de tipeo y ortográficos.

El secretario de Culto, Guillermo Olivieri, y el secretario general de la Presidencia argentina, Oscar Parrilli, salieron de inmediato a exhibir en conferencia de prensa el sobre y la carta original y aseguraron que había sido recibida por los canales habituales entre la Nunciatura y el gobierno argentino.

En la madrugada argentina del viernes llegó la confirmación de que la carta era auténtica por varias vías. Karcher se rectificó, el portavoz vaticano Federico Lombardi aseveró que era verídica y luego llegó la palabra del papa a través del embajador argentino ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero. 

Aclarado el entredicho, Buenos Aires puso rápidamente punto final al escándalo para evitar que siguiera creciendo, aunque se multiplican las dudas acerca de qué fue realmente lo que sucedió y por qué el jefe de ceremonial salió el jueves tan decididamente a cuestionar la veracidad de la carta.

"El gobierno argentino no tiene ningún comentario más que realizar", declaró el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. El secretario de Culto pidió "no sumar más confusión". "En lo personal prefiero no entrar y dejar este asunto de lado", expresó Oliveri.

El apuro por dejar atrás el tema podría estar además vinculado con la cercanía del 25 de mayo, una celebración que además tiene una referencia directa a las otrora difíciles relaciones entre Bergoglio y el gobierno. 

El fallecido ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) se negó a partir de 2006 a asistir a los Te Deum por el 25 de Mayo celebrados por el arzobispo porteño en la Catedral Metropolitana, molesto por las homilías de Bergoglio.

Fernández de Kirchner mantuvo esa decisión y cada 25 de mayo visitó distintas localidades del país. Pero este domingo está previsto que por primera vez en sus seis años de gobierno, la presidenta asista a la tradicional misa en la Catedral porteña en una nueva señal de acercamiento a la Iglesia tras la asunción de Francisco.

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