La policía de Río de Janeiro lanzó el domingo bombas de gas lacrimógeno para dispersar a un pequeño grupo de manifestantes que intentaron traspasar un barrera antes del inicio de la final del Mundial de fútbol en Brasil, informó una portavoz.

La confrontación ocurrió en la plaza de Sáenz Peña, cerca del estadio de Maracaná, una hora antes del partido entre Argentina y Alemania.

Los hinchas dentro del estadio no parecieron haberse percatado de la protesta.

La portavoz de la policía militar no quiso dar más información, pero medios locales indicaron que cerca de 200 manifestantes en el área habían tratado de abrirse paso hacia el Maracaná.

Las protestas en Brasil han ido perdiendo fuerza desde que el torneo empezó, el 12 de junio. Sin embargo, las autoridades han tratado de adelantarse a la violencia durante la final, ahora que Brasil quedó eliminado de la Copa y que videos publicados en internet alientan a grupos violentos a volver a las calles.

El sábado, la policía en Río de Janeiro detuvo a 19 personas que habrían cometido actos de vandalismo durante las protestas.

Las detenciones fueron condenadas por grupos de defensa de los derechos humanos, que dijeron que la medida era injustificada.

Se considera que la represión de la policía contra estudiantes el año pasado sería responsable en gran medida de generar un movimiento de protestas que llevó a más de un millón de personas a las calles.

El movimiento reclamaba por la corrupción y por la elevada inflación en Brasil, contrastando el alto costo del torneo ante la precariedad de los servicios públicos del país anfitrión.

Cerca de 26.000 integrantes de las fuerzas de seguridad estaban en servicio durante el partido final, al que llegaron varios jefes de Estado, mientras que dentro del Maracaná había 1.500 guardias de seguridad privados.