Política, corporal y cotidiana: cumbre de la performance aterriza en Chile
Desde el 2000 la Universidad de Nueva York realiza un festival de performance itinerante en distintas ciudades del continente. Este año es el turno de Santiago, que acogerá por una semana a artistas e intelectuales de la disciplina, desde Alfredo Jaar a Angela Davis.
Un hombre con una corona funeraria colgada al cuello y sentado sobre una tarima repleta de gallinas de yeso, come huevos cocidos mientras se escucha al cantante Ramón Aguilera interpretar El día de mi madre. El público mira la escena atónito, luego arrasaría con los objetos de la sala. Corre 1974 y la galería de arte de Carmen Waugh es el lugar ideal para acoger el inusual espectáculo que terminó inscrito como la primera performance del arte chileno. Con el Happening de las gallinas, el artista Carlos Leppe definió su particular sello: transgresor y crudo usó su propio cuerpo como soporte principal de su trabajo.
Aunque a fines de los años 60 ya había otro chileno, Francisco Copello, incursionando en el arte de la performance y el body art, el lugar desde que lo hacía era Nueva York, polo artístico en la que se radicó hasta fines de los 90; mientras que Leppe aparecía en un Chile recién convulsionando por el Golpe de Estado. Fue ese contexto de dictadura lo que facilitó las lecturas políticas a la obra de Leppe, como las de la crítica Nelly Richard: "A través de la performance, el cuerpo de Leppe se convierte en el vocero de todos los cuerpos reprimidos de la nación", escribió en 1980, en su texto Cuerpo Correccional.
Sin embargo, para Pedro Montes, principal coleccionista de la obra de Leppe, su obra supera lo político. "Sus temas son muy íntimos: la madre, el padre, la sexualidad, los que logran una dimensión universal. No creo que su obra fuese directamente en contra de la dictadura. Leppe era más romántico, más visceral y personal", dice Montes quien desde el 19 al 28 de julio exhibirá en su galería Departamento 21 registros de tres de las performances más emblemáticas del artista fallecido en octubre de 2015, a los 63 años.
Se trata de fotos y videos de La Estrella (1979), una recreación de la video instalación Sala de Espera (1979) y registro de Los zapatos de Leppe (2000), acción con la que el artista volvió a las pistas tras dos décadas, en el Museo de Bellas Artes. La exhibición se enmarca dentro de eX-céntrico, encuentro continental de performance liderado por el Instituto Hemisférico de la Universidad de Nueva York, que desde el año 2000 realiza este festival que cruza obras en vivo con conferencias y grupos de trabajo, en diferentes ciudades de la región como Río de Janeiro (2000), Lima (2002), Bogotá (2009), Montreal (2014) y ahora Santiago, entre el 17 y el 23 de julio, co-organizado por la Universidad de Chile, y apoyado por el Consejo Nacional de la Cultura.
Disidencia y soberanía son los conceptos claves del evento que dará cuenta de cómo la performance desarrollada en los márgenes se convierte en herramienta de identidad, lucha, creatividad y fuerza política. Entre los invitados destacan la reconocida activista estadounidense Angela Davis (conferencia el martes 19 a las 15.30 h), el artista Alfredo Jaar (lunes 18, a las 19 h.), el cubano Carlos Martiel, el académico estadounidense experto en transgénero Jack Halberstam, la artista brasileña Nina Caetano y la canadiense Helene Vosters. "Chile tiene un lugar muy distinguido dentro del campo de la performance, una representación muy rica con artistas como Leppe, Copello, las Yeguas del Apocalipsis, el C.A.D.A, que siempre están presentes en las conversaciones", dice el director y editor del Instituto Hemisférico, Marcial Godoy.
Performances ampliadas
Paralelo a la muestra de Leppe, en galería Metales Pesados Visual presentará la nueva producción de Francisco Casas, protagonista de la Escena de Avanzada, quien junto al fallecido Pedro Lemebel formó el colectivo las Yeguas del Apocalipsis. Se exhibirá el registro de su última performance Ese'eja, resultado de una residencia en el Amazonas peruano, donde Casas hizo un viaje en balsa por el río Tambopata con un cámara Bolez de 16 mm en mano.
Montados justamente sobre una yegua, aparecieron en 1988 Casas y Lemebel desnudos entrando al Campus Juan Gómez Millas, como parodía de la iconografía militar. Otra acción recordada es La Conquista de América de 1989: dentro de la Comisión de DDHH, bailaron cueca sobre un mapa del continente cubierto con vidrios de botellas de Coca-Cola. "En comparación a Leppe, Las Yeguas eran mucho más políticas, Pancho y Pedro tenían largas conversaciones donde acordaban qué hacer, qué postura tomar, pero luego lo que pasaba en el momento era espontáneo", cuenta Pedro Montes, quien en 2015 puso en línea un sitio web sobre el colectivo con la cronología de sus performances hasta 1997, año en que se disolvieron. Lo mismo hace ahora con el trabajo de Leppe, archivo digital que se lanzará en agosto.
Además de estas exhibiciones, eX-céntrico realizará el 21 de julio tres pasacalles abiertos, de 10 a 14 horas, en distintos puntos de la capital. El primero titulado La Ciudad Indígena, partirá en el MAVI y continuará por Plaza de Armas para terminar frente a La Moneda; al mismo tiempo, en Londres 38 se iniciará uno en torno a memoria y violencia, con acciones de arte en el Teatro Antonio Varas y Museo de la Memoria, y finalmente el tema Resistencia en las Periferias se tomará la galería Metropolitana, en la comuna Pedro Aguirre Cerda.
Nacida al margen de las disciplinas tradicionales, la performance vivió un proceso de institucionalización en las artes visuales, con, por ejemplo, la obra de la pionera mundial, Marina Abramovic, protagonizando una retrospectiva en el MoMa de Nueva York en 2010.
Hoy la radicalidad de la disciplina se reformula ampliando sus límites. Ese ha sido parte del estudio y objetivo del Insituto Hemisférico, según Marcial Godoy. "Consideramos la performance como una expresión mucho más allá del arte, por su capacidad de crear mundos". Así, expresiones como las asambleas constituyentes que ahora se dan en Chile o el Thriller por la Educación, acción que realizó el movimiento estudiantil en 2011, entran en este renovado concepto de performance. "Para nosotros la tensión entre arte y política es central y hoy existen procesos extraordinarios en Chile. Creo que es importante poner nuestro foco acá", resume Godoy.
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