Políticos alemanes se manifestaron indignados por la campaña de lemas antigermanos lanzada por el partido del ex primer ministro Silvio Berlusconi para las elecciones al Parlamento Europeo.

"Più Italia, meno Germania" ("Más Italia, menos Alemania") reza uno de los carteles con los que espera captar votos el Partido Forza Italia.

"Es indignante que un partido socio de la Unión Demócrata Cristiana (de Alemania) en Italia haga campaña con consignas antigermanas", sostuvo el presidente del Parlamento Europeo y candidato socialdemócrata en los comicios europeos, Martin Schulz, en declaraciones al semanario Der Spiegel.

Schulz opinó que un cartel de este tipo destruye el espíritu de unidad europea. "Alemania es un país muy solidario y por eso ese cartel es una vergüenza". Forza Italia responsabiliza a la política de austeridad alemana por la recesión que atraviesa Italia.

También la CDU de la canciller Angela Merkel se distanció. "No está bien. De verdad que no lo entiendo", dijo a la revista Herbert Reul, jefe de los eurodiputados de la CDU.

El propio Berlusconi atacó con dureza a Schulz en un mitín celebrado el sábado y sostuvo que los alemanes negaron siempre la existencia de los campos de concentración. 

El exjefe del gobierno italiano, condenado a efectuar trabajo social por fraude fiscal, recordaba ante un grupo de sus partidarios una escena que data de 2003, en la cual fue contestado en el parlamento europeo y él, en respuesta, aconsejó a Schulz, entonces diputado, que asumiera su rol de "kapo" (guardián en jefe) en las películas sobre los campos de concentración nazis.

"Yo no quería insultarlo, pero eso causó escándalo, porque para los alemanes los campos de concentración nunca existieron. El de Katyn (campo  soviético en el que fueron masacrados miles de polacos) sí, pero los campos alemanes no", aseguró Berlusconi.

"Está este señor que se llama Schulz, al cual le hice involuntariamente una campaña extraordinaria, un señor que no tiene simpatía ni por Berlusconi ni por Italia: votar por la izquierda significa votarlo a él", advirtió quien fuera apodado 'il cavaliere' (hasta que renunciara a este mérito de la Orden del Trabajo, antes de que se lo retiraran), que vive momentos bajos.

Las declaraciones de Berlusconi fueron inmediatamente denunciadas por el presidente del Partido de los Socialistas Europeos (PSE), Serguei Stanichev,  quien las calificó como "despreciables".

Stanichev llamó a los dirigentes del PPE (Partido Popular Europeo), el cual integra Forza Italia la formación de Berlusconi, así como a su candidato a la presidencia de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, a condenarlas.

"Estos comentarios son un insulto al pueblo alemán en su conjunto, no sólo para Martin Schulz. También es un intento cínico para distraer (al electorado) de los verdaderos problemas que son sobre todo la necesidad de creación de  mayor empleo y de crecimiento económico en Europa", añadió.

Las palabras de Berlusconi fueron relegadas a un rango de 'torpeza' en la  prensa italiana y los medios políticos. David Sassoli, jefe de la delegación  del Partido Demócrata (centro-izquierda) en el parlamento europeo, las atribuyó a "una tasa de alcoholemia elevada".

"Tras declaraciones tan delirantes, ¿cómo harán los diputados de Forza Italia para ser acogidos en el seno del parlamento europeo y trabajar junto a  los representantes de la Alemania democrática, nacida de las cenizas de los campos de concentración", se preguntó.

El primer secretario del Partido Socialista Francés, Jean-Christophe Cambadélis, también denunció en un comunicado "una nueva provocación de un hombre llegado al poder aliándose con la extrema derecha".

Por su parte, el consejero y estratega político del ex primer ministro italiano, Giovanni Toti, replicó que "cualquier ocasión es buena para atacar a Silvio Berlusconi (...) Me parece poco correcto transformar un análisis histórico hecho por el presidente (de Forza Italia) Berlusconi en el marco de  un razonamiento complejo, e instrumentalizarlo con fines estrictamente políticos...".

A un mes de los comicios europeos, las encuestas apuntan a una fuerte pérdida de popularidad del partido de Berlusconi.