Dos bengalas atravesaron el cielo sobre la plaza de Tlatelolco, en Ciudad de México. La primera fue verde, la segunda roja. Unos minutos después, pasadas las seis de la tarde del 2 de octubre de 1968, el Batallón Olimpia del Ejército mexicano disparó contra el movimiento estudiantil que llevaba meses poniendo en jaque al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. Mientras se dispersaban las masas y caían muertos alrededor de 200 estudiantes, profesores e intelectuales, apareció en el lugar la periodista Elena Poniatowska. Esa noche, y por varios meses más, tomó testimonios hasta construir un solo relato coral de la masacre: el libro se llama La noche de Tlatelolco (1971) y marcó a fuego su compromiso social.

Cronista de la turbulenta historia de México del siglo XX, Poniatowska, de 81 años, ayer ganó el Premio Cervantes de Literatura, el más importante de las letras en español y dotado de 125 mil euros. Heredera de títulos nobiliarios polacos que rechazó, la autora de La piel del cielo es la cuarta mujer en recibir el premio y la quinta mexicana, tras Octavio Paz, Carlos Fuentes, Sergio Pitol y José Emilio Pacheco. El jurado valoró su "brillante" trayectoria literaria, la dedicación "ejemplar" al periodismo y su "firme compromiso con la historia contemporánea".

"Es una alegría enorme. Este premio es muy importante para mí, pero también para mi país y para las mujeres", le dijo a la prensa Poniatowska en su casa del barrio Chimalistac, en el sur del D.F. Ganadora también del Rómulo Gallego, entre otros galardones, le echó la culpa del Cervantes a su fallecido esposo, el astrónomo Guillermo Haro, sobre quien trata su último libro, El universo o nada. "Espero que él me lo esté enviando, pues un premio como este es un regalo del cielo", dijo.

Autora de más de 40 libros, casi todos inspirados en hechos reales y basados en entrevistas, empezó su carrera como periodista en los 50 y desarrolló su historia literaria palmo a palmo con amigos como Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco. Este último ayer emitió una declaración en que felicitaba a su amiga: "Si el arte, según Picasso, es una mentira que sirve para decir la verdad, muchos libros de Elena Poniatowska son ficciones que nos permiten entender las más hirientes realidades mexicanas", dijo.

TESTIMONIOS AJENOS

Descendiente del último rey de Polonia, Estanislao II Poniatowski, la escritora nació con el título de princesa en París, en 1932. En el estallido de la II Guerra Mundial, la familia se trasladó a México, pero Elena estudió en un internado católico de Filadelfia, EE.UU. Cuando volvió al D.F., a mediados de los 50, salió a la calle: contraviniendo las estrictas normas familiares, se hizo periodista y de izquierda. Partió en el Excélsior y hasta hoy escribe en La Jornada.

Con poco más de 21 años, Poniatowska entrevistó a Juan Rulfo, Octavio Paz, Luis Buñuel y Diego Rivera, entre otros. Sobre este último, escribió Querido Diego, te abraza Quiela (1978), una novela sobre la relación del muralista con la pintora Angelina Beloff. Otras entrevistas le darían material para otros libros: Hasta no verte, Jesús mío (1969) está basada en una larga conversación con Josefina Bórquez, una lavandera de los años más duros de la Revolución Mexicana.

No quiso aceptar el prestigioso Premio Xavier Villaurrutia por La noche de Tlatelolco, pues "¿quién iba a premiar a los muertos?", pero en esa novela ya estaba fijada su operación estilística. Así lo define su compatriota, el escritor Juan Villoro: "Poniatowska ha trabajado a partir de los testimonios ajenos. Sus novelas, sus crónicas, sus biografías y sus cuentos se basan en un género previo: la entrevista. Pocos autores le han dado tal rango estilístico a esta forma, en apariencia humilde, de la literatura".

También recogió testimonios para escribir Leonora (2011), una novela que relata la vida de la pintora surrealista Leonora Carrington. Y en diciembre de 1985, cuando un feroz terremoto golpeó Ciudad de México, volvió a buscar relatos en la calle para Nada, nadie: las voces del temblor (1998). Nuevamente cruzó su interés social con la historia mexicana en la novela El tren pasa primero (2006), que reconstruye la gran huelga ferrocarrilera de su país, entre 1958 y 1959, y por la que ganó el Rómulo Gallegos.

"He hecho libros sobre problemas que a mí me han importado. Muchos son de denuncia", dijo la escritora. Y agregó: "Igual como dijo García Márquez: 'Yo escribo para que me quieran'. De eso hace mucho tiempo. Escribo porque es mi manera de estar sobre la tierra, de justificar mi presencia".

A pocas semanas de publicar El universo o nada, Poniatowska adelantó ayer que ya tenía dos proyectos más en marcha: una novela sobre la modelo y escritora Guadalupe Marín, segunda esposa de Rivera, y otra sobre su antepasado, el rey Estanislao II Poniatowski. "Quiero hacer Qué diablos son los Poniatowski, pero no lo puedo hacer porque no sé polaco, no sé nada de historia de Europa, pero nada", les dijo a sus colegas en su estudio, donde todos los días pasa hasta 10 horas escribiendo.