En 120 años de historia deportiva, los éxitos de Chile en esta materia son contados. Recién en 1998, el país pudo celebrar a un número uno del mundo gracias a Marcelo Ríos. Seis años después, en Atenas, otro tenista, Nicolás Massú, consiguió el mayor hito nacional, al sumar las dos únicas medallas de oro (una de ellas con Fernando González) que tiene el país. Muy poco para una nación que aspira al desarrollo.
A mediados de la década pasada se instauró en Chile el plan ADO, que combina el apoyo estatal con el de la empresa privada. Un modelo implantado en España en 1989, con motivo de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, y que a partir de ahí impulsó a los hispanos a innumerables éxitos.
Sin embargo, los resultados todavía están lejos de lo esperado. Sólo una medalla de plata de Fernando González en Beijing 2008 y los dos cuartos lugares del gimnasta Tomás González en Londres 2012 han sido los mayores logros. Asimismo, durante este período otros países de la región han experimentado un gran desarrollo, lo que ha obligado a mirar también sus modelos de gestión deportiva.
Es el caso de Colombia, que hace 17 años buscó darle un giro a su estructura y hoy se ha convertido, en ciertos casos, en una potencia latinoamericana y mundial. "Esta es una larga historia, que comenzó en 1997, cuando yo era presidente del Comité Olímpico y quisimos darle un vuelco al deporte colombiano. Entonces, me reuní con Alvaro Uribe, que en esa época era candidato presidencial, y le dije que no había recursos", cuenta Andrés Botero, director de Coldeportes, el organismo gubernamental encargado de la actividad física de ese país.
Botero agrega que "cuando Uribe se convirtió en Presidente de la República, se tramitó un decreto que indicaba que las llamadas de teléfonos móviles tuvieran un recargo del cuatro por ciento, cantidad destinada a financiar directamente el deporte y la cultura. Así pudimos mejorar totalmente la infraestructura, crear centros de alto rendimiento, laboratorios antidopaje de última generación y nos hemos posicionado en el ámbito internacional".
Asimismo, explica que "copiamos cosas de todo el mundo. Arrancamos con el ADO de España y dándoles un apoyo muy superior a los deportistas. Una clave es el seguimiento de ellos. Además, trabajamos en conjunto con las federaciones y el Comité Olímpico".
En busca de un cambio
La realidad en Chile es distinta. Sin embargo, el recientemente creado Ministerio del Deporte busca cambiarla. Natalia Riffo, titular de la cartera, señala que "hay dos elementos que no son menores. Uno es cómo uno trabaja y potencia a los deportistas de alto rendimiento. Hemos destinado una parte importante del presupuesto para apoyarlos, pero los recursos son cortos. Es por eso que tenemos que seguir avanzando en alianzas con el mundo privado, entendiendo que la política deportiva emana desde el ministerio y desde el Comité Olímpico".
En segundo lugar, sostiene que "hay que pensar en los deportistas cuando finalizan sus carreras. Por eso hemos estado en diálogo con el Ministerio del Trabajo para ver cómo mejorar en materias como salud, previsión y jubilaciones".
Por otra parte, resalta que "también tenemos que ver cómo generamos un recambio. Es por eso que una parte del Presupuesto 2015 irá destinada para la detección de nuevos talentos. Por ejemplo, en Isla de Pascua, donde sabemos que hay niños con condiciones. Y, por último, queremos potenciar el trabajo con las federaciones, que son nuestros interlocutores. Ellas necesitan de nuestra capacitación y apoyo, para profesionalizarse".
En tanto, Claudia Vera, presidenta de la agrupación de deportistas de alto rendimiento DARChile, apunta que "se debe apoyar al deporte masivo al inicio del alto rendimiento, para que todos puedan acceder al deporte de calidad; y generar un sistema que les dé estabilidad a los deportistas. Es decir, que sea considerado como un profesional. Sentimos que están todos los estamentos alineados y nuestra meta es que se cree una ley para garantizar esto antes del fin de este gobierno".