"En 2030 es de prever que la producción alimenticia habrá experimentado nuevas revoluciones. La modificación genética de los ganados permitirá producir carne que podrá ser autodesarrollada industrialmente, sin animal portador". Este párrafo del libro "El mundo en 2030" sonaba a ciencia ficción, hasta ayer. Esto luego que un grupo de científicos de la Universidad de Eindhoven, en Holanda, anunciara que lograron, por primera vez, cultivar en laboratorio carne de cerdo a partir de células musculares extraídas de este animal.
El resultado de sus experimentos fue un pedazo de filete de 1,5 cm de longitud por 0,5 cm de ancho. Un trozo que, según los mismos investigadores, serviría sólo para salsas o pizzas. Pero ellos se tienen fe. "Por el momento parece un pegajoso tejido, pero conseguiremos mejorarlo", afirma Mark Post, investigador de la Universidad de Eindhoven.
DEL LABORATORIO A LA MESA
Para fabricar el pequeño trozo de carne, los científicos tomaron mioblastos o células madre de músculos de cerdo, encargadas naturalmente de la regeneración de estos tejidos. Una vez aisladas, fueron estimuladas en laboratorio para lograr su multiplicación y posterior diferenciación en dos tipos de células: miotubos y miofibras, las estructuras básicas de los músculos.
Así, las células pudieron desarrollarse y constituir un pequeño trozo de carne. "Todavía tenemos un largo camino por recorrer con un producto que hoy no es competitivo", reconoce Post.
Entre las dudas aún sin resolver se encuentran la forma de producir trozos más grandes de carne que, además, conserven su apariencia y su sabor. Para el primer problema aún no hay respuesta, pero para las segundas los científicos ya avanzan. La consistencia de la carne que comemos hoy se podría alcanzar si se agrega a estos cultivos otros componentes, como hidrogel. Para obtener el clásico color rosado de la carne fresca se podría inyectar a los tejidos mioglobina, una pequeña proteína, o bien colorantes permitidos. El sabor de la carne también se podría conseguir con la ayuda de aditivos artificiales. "Si uno puede reducir la cantidad de animales que se sacrifican, ya es bueno", destaca Juan Antonio Valdés, profesor de Biotecnología de la U. Andrés Bello, quien agrega que "el principal desafío es lograr que las células logren una red tridimensional que asemeje la textura y densidad de la carne extraída directamente del animal.
UN MUNDO MAS LIMPIO
Los científicos europeos esgrimen una serie de razones para promover el desarrollo de estos alimentos de laboratorio. Una de ellas es la reducción de las emisiones contaminantes, pues el ganado es el responsable del 18% de ellas. Además, la producción de cerdo en laboratorio ayudaría a liberar una gran cantidad de espacio, pues la ganadería ocupa un 70% de las tierras cultivables en todo el mundo.
Este nuevo modo de producir alimentos permitiría, además, esquivar enfermedades como el mal de las vacas locas, la salmonella o el virus de la gripe porcina.