El presidente ucraniano, Petro Poroshenko,  confirmó la retirada de la mayor parte de las armas pesadas de la zona en  conflicto en el este de Ucrania, incluso en el lado separatista prorruso.

"La parte ucraniana retiró la mayoría de sus sistemas lanzacohetes  múltiples y de su artillería pesada", conforme a los acuerdos de Minsk, declaró  el mandatario el lunes a la televisión pública de Ucrania.

"Hemos comprobado que los rebeldes apoyados por Rusia también retiraron una  parte considerable" de sus armas pesadas, agregó.

Los países occidentales y el gobierno ucraniano acusan a Rusia de apoyar  militarmente a los separatistas, acusaciones que Moscú desmiente.

El ministro de Exteriores británico Philip Hammond reiteró este martes sus  acusaciones al respecto, afirmando que las actividades del presidente ruso  Vladimir Putin en Crimea y el este de Ucrania "socavan" la seguridad de los  países de Europa Oriental.

"Las acciones del presidente Putin -la anexión ilegal de Crimea y  actualmente la utilización de tropas rusas para desestabilizar el este de  Ucrania- socavan los fundamentos de la seguridad de las naciones soberanas del  este de Europa", declaró Hammond en Londres.

El virulento discurso de Hammond coincide con los preparativos de la OTAN  para llevar a cabo importantes maniobras militares en los países bálticos.

La OTAN anunció el lunes que Estados Unidos comenzó a desplegar un  contingente de 3.000 soldados durante tres meses en los países bálticos, cuyos  gobiernos están preocupados por el papel de Rusia en la crisis ucraniana,  máxime cuando Letonia, Lituania y Estonia, al igual que Ucrania, son ex  repúblicas soviéticas.

En Ucrania, Poroshenko afirmó que la tregua vigente desde el 15 de febrero  se estaba respetando globalmente, pese a enfrentamientos esporádicos.

"A lo largo de los 485 kilómetros de la línea del frente, ya no hay  disparos de artillería, salvo en algunas localidades. En cambio, sí se usan  armas de fuego y lanzagranadas" con mayor frecuencia, declaró el mandatario a  la televisión.

Calma relativa 

El conflicto en el este de Ucrania entre separatistas prorrusos y fuerzas  leales a Kiev ha dejado más de 6.000 muertos, principalmente civiles, en once  meses.

Según el mandatario ucraniano, 64 soldados ucranianos murieron desde el 15  de febrero, pese al alto el fuego que forma parte de los acuerdos de paz  firmados el 12 de abril en Minsk, tras la mediación de Alemania, Francia y  Rusia.

El lunes, después de varios días de relativa calma, Kiev había acusado a  los separatistas prorrusos de lanzar un ataque con armamento pesado cerca del  puerto estratégico de Mariupol, al sur de la linea del frente, incidente que  ilustra la fragilidad de la tregua.

Los militares ucranianos dijeron haber sufrido un ataque en la localidad de  Shirokin, a diez kilómetros al este de Mariupol, última gran ciudad controlada  por Kiev en el este.

Paralelamente, el comandante de las tropas de la OTAN en Europa, Philip  Breedlove, alertó de la "militarización" de Crimea, la península ucraniana  anexionada hace un año por Rusia. 

En este contexto, el ministro polaco de Exteriores, Grzegorz Schetyna,  lamentó el martes que Suiza le venda sofisticadas redes de camuflaje a Rusia,  en medio del conflicto en Ucrania, en un momento en que los países occidentales  han impuesto sanciones a Moscú.

Por su parte, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel  García-Margallo, afirmó, también este martes, que su país sufre económicamente  debido a las sanciones adoptadas por la Unión Europea contra Rusia, las cuales  "no benefician a nadie".