La crisis financiera en Portugal parecía tener un peso importante el domingo en las elecciones presidenciales, con las encuestas apuntando a una victoria contundente del actual mandatario conservador, luego que el gobierno socialista introdujera medidas de austeridad muy impopulares.
Aunque el jefe de Estado no tiene poderes ejecutivos, la reelección de Aníbal Cavaco Silva, que está respaldado por el opositor Partido Social Democrático, aumentaría la presión sobre el gobierno, en momentos en los que lucha por recuperar la confianza hacia la golpeada economía del país.
Varios años de un crecimiento débil han dejado a Portugal como uno de los miembros más frágiles de los 17 países de la eurozona y profundizado los temores de los portugueses sobre su futuro económico.
"Los votantes aprovecharán esta oportunidad para castigar al gobernante Partido Socialista por las dificultades económicas del país", dijo Antonio Barroso, un analista del Grupo Eurasia, con sede en Nueva York.
Las encuestas recientes pronostican un 55% de apoyo para Cavaco Silva, un economista quien se desempeñó como primer ministro de la centro-derecha Social Demócrata entre 1985 y 1995. Se prevé que el candidato del Partido Socialista de centro-izquierda reúna un 25% de los votos.
Muchos analistas creen que los problemas económicos llevarán a que Portugal termine pidiendo un paquete de auxilio financiero similar al otorgado a Grecia e Irlanda el año pasado, pero el gobierno insiste en que no necesita la ayuda. Recortó los salarios de los empleados públicos y beneficios sociales y aumentó impuestos a fin de reducir la deuda.
Las medidas de austeridad desataron decenas de huelgas el año pasado, incluyendo un paro general de 24 horas que detuvo muchos servicios públicos. Se preparan nuevas protestas en los sectores de transporte y correo para el mes que viene.
El gobierno no se someterá a unas elecciones generales hasta 2013, pero partidos opositores de centro-derecha han advertido que podrían pedir un voto de retiro de la confianza en el Parlamento si las medidas del gobierno fallan y pide un rescate financiero.
Manuel Vasques, un ingeniero jubilado que votó en Lisboa, dijo que los políticos eran los culpables de que Portugal acabara en crisis, pero agregó que "Cavaco (Silva) es la opción menos mala" porque entiende, dijo, las cuestiones financieras internacionales.