Europa tiene nuevo monarca. También a su repesentante en la Copa Confederaciones del próximo año, donde aguarda Chile. Portugal derrotó a Francia en su final y logró el primer título en sus 102 años de historia. Y todo sin Cristano Ronaldo en la final. Llorando, el astro del Real Madrid  se tuvo que retirar lesionado a los 19 minutos de juego. Un choque con Payet lo dejó fuera de combate. La figura y capitán de los lusos intentó, sin éxito, mantenerse en el partido. Pero el dolor pudo más. Y el mundo del fútbol se quedó sin la máxima figura de la Euro en la fiesta de la final. La imagen, seguramente, dará la vuelta al mundo, tal como la de Messi entre lágrimas tras haber caído con la Roja en la definición de la Copa América Centenario. En menos exactas dos semanas, los dos mejores futbolistas del orbe protagonizaron las fotos más tristes de uno y otro torneo.

Por eso el título del equipo de Fernando Santos adquiere más valor. Porque botó al máximo candidato sin su principal figura, al elenco dueño de casa y al equipo que contaba con Griezmann, máximo goleador del torneo, en su plantel. El del Atlético, eso sí, no pudo ampliar su registro goleador en el duelo jugado  en el Stade de France de Saint-Denis, aunque sí terminó como el máximo artillero, con seis anotaciones.

Y porque Francia no pudo. No pudo con un enorme Ruí Patricio, con Pepe ni con Renato Sanches. Tampoco con Nani o Adrien Silva. Ni con Éder, el héroe de la gran final. No pudo con un plantel bien equilibrado entre experiencia y bastante juventud. Porque no bastó con un enorme Sissoko, el mejor de la noche. Porque aunque tuvo la pelota, tuvo llegadas de riesgo e intentó protagonizar, Francia nunca pudo vulnerar la resistencia de la retaguardia portuguesa. Tampoco encontró respuesta en el banco. Y porque los de rojo, tal como en todo el campeonato, lograron golpear en el momento justo. Sin ser vistoso, Portugal pegó primero. Y fuerte. Fue en el segundo tiempo del alargue, a los 109', gracias a la conquista de Éder, uno que, posiblemente no hubiese entrado sin la lesión de CR7. Y fue con un golazo. Porque agarró la pelota fuera del área, se las arregló para aguantarla y sacó un remate que contó con la fuerza de todo un país.

Fue una final apasionante. Tuvo todos los ingredientes de la mejor película de suspenso, con un inicio frenético, un desarrollo enloquecido y un desenlace incierto. Con un tiro en el palo de los locales en los descuentos del tiempo reglamentario. Con otro travesaño en respuesta de Portugal. Con miles de fanáticos comiéndose las uñas hasta el final. Y con Cristiano visiblemente adolorido alentando a sus compañeros para cobrarse revancha de la final de la Euro perdida en 2004 ante Grecia, cuando todo indicaba que ahí sería la primera vez de los lusos.

La fiesta estaba reservada para 12 años después, cuando Portugal gritó campeón por vez primera.