Además de ser uno de los conciertos más esperados del año, el que los irlandeses U2 realizarán el próximo 14 de octubre en el Estadio Nacional se ha convertido también en uno de los más polémicos de la temporada. Ya a comienzos de la semana pasada, cuando la productora DG Medios oficializó la cuarta visita a Chile de Bono y compañía, el espectáculo dio que hablar por el elevado precio de sus entradas, que van de los $44.850 a los $287.500 y se encuentran entre las más caras de toda la gira mundial del grupo. Y, el lunes pasado, el evento volvió a ser blanco de críticas luego que los fanáticos no pudieran adquirir los boletos de preventa por los problemas técnicos que presentó la plataforma de Superticket, obligando a la productora DG Medios a trasladar la venta al sistema Puntoticket.
Además de los reclamos de cientos de personas, algunos virtuales y otros formales -los últimos llevaron al Sernac a oficiar a las compañías responsables-, lo ocurrido volvió a evidenciar algunas de las fragilidades de la industria local de conciertos, las que siguen generando dudas y cuestionamientos entre buena parte de la audiencia, en especial en lo relativo a los precios de los boletos y a los métodos de venta de estos. Y aunque es indesmentible que el rubro ha evolucionado en diversos aspectos durante los últimos años, lo que se refleja en una cada vez más amplia y mejor oferta artística, la sensación mayoritaria de los asiduos a este tipo de eventos es que cada vez se paga más por un servicio que no parece distar mucho del que se ofrecía hace una década.
"Como gremio obviamente no estamos cómodos con lo ocurrido. Vender un evento de la dimensión y complejidad que supone un Estadio Nacional requiere una capacidad tecnológica importante que Superticket no alcanzó a desarrollar esta vez, pero lo importante es que se corrigió a tiempo para que el evento resultara adecuadamente", asegura Jorge Ramírez, gerente general de Agepec, la asociación gremial que agrupa a las mayores productoras del sector.
Para Ramírez, quien también es director ejecutivo de la productora Multimúsica, lo sucedido esta semana es un hecho aislado dentro de la trayectoria de la compañía involucrada y no representa tampoco a una industria que, según detalla, genera cerca de 40 mil empleos y comercializa casi 2 millones de tickets al año, con un 0,4% de reclamos en promedio para cada evento.
Las cifras se contraponen a las que entrega el Sernac, desde donde comentan que el de los conciertos "es uno de los mercados con peor comportamiento frente a las quejas de los consumidores, con un promedio cercano al 90% de respuestas desfavorables, mientras que el promedio general de respuesta negativa es de un 43,6%", explica el Director Nacional del servicio, Ernesto Muñoz.
Además, detallan que durante 2017 han recibido 567 reclamos de consumidores afectados en este rubro, de los que 279, prácticamente la mitad, corresponden a los presentados esta semana por las fallas en la preventa de U2. Por todo esto, además del oficio presentado a DG Medios y Superticket, el organismo actualmente tramita dos juicios colectivos contra Puntoticket -por cláusulas abusivas e incumplimiento contractual- y una mediación colectiva con la productora Transistor, por la suspensión del Festival Frontera.
En desventaja
Quienes esta semana adquirieron los boletos para el recital de U2, además de los inconvenientes técnicos, debieron desembolsar más del doble de lo que costó cada ubicación en el anterior paso del conjunto por la capital. Así, si hace seis años un boleto de galería para ver a los irlandeses en el mismo estadio ñuñoíno costaba $19.000 y uno de Cancha $38.000, hoy esas mismas localidades se adquieren por $44.850 y $86.250, respectivamente. Una situación que está lejos de ser exclusiva de este recital, y que más bien refleja el alza progresiva en los precios de los boletos para este tipo de eventos.
Para las compañías encargadas de producir shows internacionales, hay una serie de factores que explican este incremento en los precios, que son comunes para todos los países del mundo y van desde lo macroeconómico hasta los cambios en el negocio de la música. "La industria de los conciertos tiene una volatilidad muy grande porque todos sus insumos se pagan en dólares, que experimenta un aumento porcentual importante. Además, los propios artistas cobran más caro que antes, tras la caída en la venta de discos", dice Ramírez.
Pero además, y de acuerdo a lo que han argumentado los diversos protagonistas del rubro, Chile presenta características especiales que lo ponen en desventaja frente a otros países de la región: desde su centralización, que impide traer a un artista a diversas ciudades de Chile -lo que encarece su visita- hasta el alto valor que hoy se debe pagar por visas de trabajo para los artistas extranjeros y los equipos que los acompañan, un factor que Agepec ha convertido en una de sus banderas de lucha. "No son los promotores los que buscan ganancias desproporcionadas de manera antojadiza y unilateral", asegura su vocero.
El alza en los precios ha traído consigo un incremento en los cargos por servicio que cobran las ticketeras para cada boleto que se compra en internet. Un cobro extra que genera resquemores entre los devotos de la música en vivo, y que aumenta de manera proporcional al precio de la entrada, ya que se fija en base a un porcentaje del total y no a un monto fijo. En el caso de los megaeventos chilenos, y tal como ocurre en otros países de la región, éste oscila entre el 12% y el 15% del total del valor del boleto.
Según las compañías del sector, se opta por un porcentaje fijo para que este monto no suba en las entradas de menor valor. Además, argumentan que el cobro extra no sólo costea la emisión del ticket, sino que incluye la habilitación de los canales de venta, los controles de acceso y la tecnología de seguridad en las entradas, entre otras cosas.
"El cargo es por todo el servicio y no sólo por la emisión del ticket, como a veces se cree, sino que implica estar involucrado de principio a fin", explica Matías Amenábar, director comercial de Puntoticket, una de las cinco compañías del rubro que existen actualmente en el país, junto a Ticketek, Daleticket, Ticketpro y la mencionada Superticket.
Esta última, además de ser más nueva, tiene una particularidad: sus dueños son los mismos de la productora DG Medios. Una situación de propiedad compartida, que se suma a un mercado donde casi todas las ticketeras tienen acuerdos de exclusividad con diversos recintos. El panorama, en cualquier caso, no representa un conflicto para la autoridad, como sí en ocurre en otros sectores, como el de salud. "En principio, la integración vertical entre productoras y ticketeras o entre éstas y recintos, si bien pueden tener riesgos a la competencia, también pueden traer aparejadas importantes eficiencias. Por lo tanto, se debe evaluar caso a caso", comentan desde la Fiscalía Nacional Económica.