Una trayectoria dedicada a la experimentación artística, una vocación docente y el reconocimiento de los pares locales y la crítica internacional son algunos de los criterios que el jurado tiene en cuenta a la hora de elegir al ganador del Premio Nacional de Arte. No es fácil. El galardón es bianual y los nombres de los nominados se van acumulando tras cada fallo.

Las cartas para este año están echadas: ayer, el Ministerio de Educación, organismo a cargo del premio, terminó de recibir las carpetas con los postulantes oficiales. En los próximos días se le entregarán los antecedentes al jurado, constituido por la ministra de Educación, Carolina Schmidt; el rector de la U. de Chile, Víctor Pérez; el miembro de la Academia de Bellas Artes, Gaspar Galaz; el representante del Consejo de Rectores (Cruch), Alvaro Rojas, rector de la U. de Talca, y la pintora Gracia Barrios, última premiada. La decisión se tomará a inicios de septiembre.

Uno de los nombres que más se menciona es el del escultor Francisco Gazitúa, de 68 años, cuya candidatura es impulsada por el académico de la Universidad de Talca Pedro Zamorano y la galería Artespacio. A ella ya han suscrito artistas como Benjamín Lira, José Vicente Gajardo y el británico Antony Caro, además de la historiadora del arte Isabel Cruz y la decana de la Facultad de Artes de la U. de Chile, Clara Cárdenas. En la carta enviada al jurado se destacan las más de 50 obras de Gazitúa emplazadas en espacios públicos de Chile y el extranjero y su labor docente en la U. de Chile, U. Católica, Finis Terrae y en el Royal College of Arts, en Londres.

Su postulación rivaliza con la de la nonagenaria artista Matilde Pérez, a estas alturas una eterna candidata al galardón. Su nombre viene sonando desde fines de los 90 y en 2011 cobró fuerza, a raíz de la figuración internacional que logró en los últimos años. En 2009 inauguró una retrospectiva en París, que luego fue a Berlín y Sicilia. Fue homenajeada en la Feria Pinta de Londres en 2011 y el año pasado tuvo una gran muestra en la Fundación Telefónica.

Pionera del arte cinético en Chile, su candidatura vuelve a ser presentada por el director de la Escuela de Arte de la U. Diego Portales, Ramón Castillo. "Estamos presentándola con la austeridad y contundencia que corresponde a su figura. Su dimensión internacional es indiscutible, es un referente. No dárselo sería un error histórico, un gesto de ignorancia", dice el curador.

Para José Balmes, premio nacional de Arte 1999, los méritos de Pérez no son tan claros. "Yo no daba un cinco por Matilde Pérez, era una pésima pintora, pero descubrió la obra cinética de Vasarely y partió. Todo lo que ha logrado es por su tesón, pero yo preferiría que el premio se lo quedara alguien que haya hecho escuela en Chile", señala.

Independiente de las listas oficiales, hay nombres que siempre entran al ruedo. Ninguna sorpresa. Juan Pablo Langlois, quien tuvo una gran campaña en 2009 cuando el premio se lo llevó el escultor Federico Assler; la catalana Roser Bru, que no sonaba desde 2001, cuando ganó el pintor Rodolfo Opazo, y Ricardo Yrarrázabal, respaldado en 2005 por figuras como Carmen Waugh y Mario Fonseca y que fue desplazado por Eugenio Dittborn.

A la hora de decidir, el jurado tiene la última palabra. Así lo reconoce Gaspar Galaz, miembro de la comisión. "Nos dan las carpetas, pero nosotros tenemos libertad de proponer nuevos nombres. Definitivamente por el contenido de su obra y relevancia internacional, Lotty Rosenfeld y Alfredo Jaar van a estar también presentes", concluye.