El ganador del Premio Nobel de Medicina 2008, el alemán Harald zur Hausen, por su descubrimiento sobre el cáncer cervical, lamentó que la vacuna contra la enfermedad sólo esté al alcance del mundo occidental.
"La vacuna es aún demasiado cara. El mundo occidental se la puede permitir, pero sigue siendo un gran problema para los países en vías de desarrollo", dijo el científico, tras conocer que había ganado el galardón por las investigaciones que permitieron relacionar el Virus del Papiloma Humano (VPH) con el cáncer cervical.
El profesor Zur Hausen ganó el Nobel de forma compartida con los franceses Luc Montagnier y Françoise Barré-Sinoussi, estos últimos por el hallazgo del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
El científico alemán, de 72 años, recibió la noticia en la ciudad de Heidelberg y admitió que, pese a la sorpresa que suponía para él, "más o menos había intuido en algún momento que podría ganarlo", explicó.
El profesor celebró el premio con sus colaboradores y luego expuso a los medios la dimensión de sus investigaciones, pero también el lastre que supone que la vacuna no esté el alcance de todas las mujeres.
En la década de los 70, Zur Hausen postuló que el virus del papiloma jugaba un rol en el desarrollo de este cáncer, el segundo más común entre las mujeres, lo que posteriormente llevó a la identificación del virus y el desarrollo de una vacuna, que está en el mercado desde 2006.
"Si la vacuna fuera más económica de lo que ahora es podría emplearse de forma genérica en los países pobres y disminuiría de forma considerable el alto índice de mortalidad por ese cáncer", dijo el profesor.
Zur Hausen expresó su confianza en que en el futuro pueda bajar "de forma drástica" su precio y de que con ello esté al alcance de todas las mujeres.