Los restos del ex rey de Camboya Norodom Sihanuk partieron este miércoles desde China, su "patria adoptiva", rumbo a su país natal, donde se prepara un multitudinario funeral en honor del antiguo monarca.

El avión que transporta el féretro del ex soberano despegó poco después de las 11:00 horas (00.00 tiempo de Chile), indicaron medios de comunicación oficiales chinos.

La televisión estatal CCTV alteró sus programas habituales para transmitir en directo -algo muy poco habitual- imágenes del convoy fúnebre de Sihanouk en la capital china, donde había encontrado desde hace años refugio político y  médico.

El convoy fúnebre fue formado por unos 30 vehículos, que circularon por  grandes avenidas cortadas al tránsito habitual.

El féretro, recubierto con un lienzo violeta, era visible a bordo de un  minibús adornado con flores y cintas amarillas -el color del budismo- y cuyas  ventanillas no estaban cubiertas con cortinillas. Más de 20 limusinas negras acompañaron el vehículo, en una de las cuales iba el  consejero de Estado Dai Bingguo, máximo responsable chino encargado de la  diplomacia, que acompañará el cuerpo de Sihanuk hasta Phnom Penh.

La presencia del alto funcionario es otra muestra de la gran estimación que gozaba Norodom Sihanouk en Beijing y la cercanía con Camboya.

EXTENSOS FUNERALES

El cuerpo del antiguo monarca es esperado en Phnom Penh hacia las 15:00 horas (05:00 horas tiempo local), lo que dará comienzo a una semana de duelo nacional antes de que el cuerpo sea  expuesto en el palacio real durante tres meses.

El cadaver podría ser embalsamado "como hicieron con el cuerpo de Mao Zedong", indicó el martes el ayudante de campo de  Sihanuk, el príncipe Sisowath Thomico.

Sus funerales, de dimensión internacional, están previstos dentro de tres meses.

Las banderas chinas ondeaban a media asta en la plaza Tiananmen y en la entrada de Zhongnanhai, sede del poder, colindante con la Ciudad Prohibida.

Sihanuk, una de las grandes figuras históricas del siglo XX en Asia y el mundo, desde hace unos años vivía la mayor parte del tiempo en Beijing, donde seguía  tratamientos contra el cáncer, diabetes e hipertensión.

En octubre de 2004 había abdicado en favor de su hijo Sihamoni, luego de experimentar durante decenios las convulsionadas y trágicas circunstancias vividas por su país, en el marco de los conflictos en el Sudeste Asiático.