En diciembre de este año el Ministerio de Salud sistematizará las propuestas  regionales para la formulación de un reglamento de derechos y deberes en salud, especial para los pueblos originarios del país, con pertenencia cultural y respetando las tradiciones y sabiduría locales. "El artículo 7 de la ley de derechos y deberes de los pacientes dice que la atención de pacientes tiene que tener pertenencia cultural, lo que requiere de un reglamento. Y, para hacerlo, según  el convenio 169 de la OIT, requiere que se realice con todos los pueblos indígenas", señaló el subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows.

Por este motivo las propuestas fueron trabajadas en conjunto por equipos de salud interculturales y representantes de los pueblos indígenas en cada región, para definir qué aspectos deben ser considerados en este nuevo reglamento. Consensuada la propuesta, ésta será sometida a consulta durante el próximo año para su entrada en vigencia. "Nuestro desafío es acordar el rol de los hospitales y centros de salud en materias de derechos indígenas. Por ejemplo, si un pueblo quiere pedir la placenta, que se le entregue, o  si desea un tipo de parto especial, se respete su decisión. Por otro lado también tendrán deberes como aceptar los patrones de la medicina que entrega el consultorio", explica Tito Pizarro, jefe de Políticas Públicas del Minsal.

En Iquique ya se adelantaron en esta materia y mantienen un programa de partos con enfoque intercultural, a la usanza de los aymarás. "Nuestros ancestros nos enseñaron que la mujer debe ponerse de cuclillas y no de forma horizontal como lo hacen todos",  explica el colliri (sanador) aymará, Gregorio Coñajagua, uno de los tres que trabajan en coordinación con centros de salud y hospitales en la Región de Tarapacá. "Así complementamos  la medicina tradicional, con las prácticas ancestrales, y acercamos la salud a los pueblos originarios, que muchas veces muestran cierto rechazo frente a la medicina tradicional", dijo Luis López, director del Servicio de Salud Iquique.

En el proceso de discusión a nivel regional de este nuevo reglamento, los facilitadores interculturales (ver recuadro), que trabajan en los servicios de Salud, tienen un rol relevante como nexo entre el mundo indígena y el de la salud convencional. Para potenciar su trabajo y todas las prestaciones sanitarias con pertinencia cultural, el Gobierno  inyectará $2.657.155  durante 2015, a través del  programa especial de Salud y Pueblos Indígenas (Pespi) del Ministerio de Salud.

"Nosotros usamos yerbas que no están en Santiago y las tenemos que ir a buscar al sur del país con los recursos del Pespi, y de esa forma no le cobramos a la gente", explica Juana Huenufil, presidenta de la Agrupación Indígena Inchiñ Mapu, de La Pintana, donde funciona un centro ceremonial  que atiende a la comunidad con medicina mapuche tradicional.

Para Margarita Sáez, de la oficina de pueblos indígenas de la Subsecretaría de Salud Pública, la pertinencia cultural  es clave para superar las brechas. "Los pueblo originarios se enferman más, son  más obesos y propensos a las infecciones o a la tuberculosis. A veces se confunden y piensan que  es   sólo un resfrío y no acceden a la detección temprana", dice Sáez.