Algunos japoneses o coreanos son especiales a la hora de viajar. Son de los que se cuelgan del cuello al menos tres cámaras digitales y en el cinturón usan bolsos tipo "morral'' con distintos lentes de alcance. En las Torres del Paine, la imagen de un asiático con todos estos instrumentos resulta una constante. Se ponen cortavientos de última generación, gafas con altos filtros UV y varias cremas bloqueadoras. Pareciera exagerado, pero para ellos capturar al macizo de la región de Magallanes no es sólo una aventura turística que se le muestra a la familia en un álbum de fotos.
"Son preparados, les gusta el turismo de investigación, que es una forma -para ellos- más entretenida de ver los fenómenos. No sólo es tomar la foto de los cuernos o de las torres, sino ellos preguntan mucho y se documentan antes de llegar hasta acá. En menor grado son los norteamericanos, pero en general los extranjeros van siempre más allá de la imagen'', sostiene el guía turístico Jaime Maynard.
LA RUTA NUEVA
Es cosa de observar en cada una de las "paradas'' a los visitantes con destino a las torres al irse por la ruta nueva. La primera: en el mirador Lago del Toro, los cóndores son protagonistas cuando se les ve probar las corrientes térmicas para elevarse. Es que hay mucho viento, que se agudiza en los casi 200 km de senderos distribuídos en diferentes áreas del parque. Todos los tipos preguntan y siguen por horas el desplazamiento aéreo de las aves.
La segunda: en el mirador El Grey ya se pueden identificar los glaciares a la distancia. La temperatura comienza a bajar y el viento sopla con más intensidad. Los turistas ya pueden decir que se encuentran "oficialmente'' en la zona de las torres.
La tercera: en el mirador de los Cuernos, la atención se acentúa en individualizar los picos más altos del macizo. Se trata de montañas que alcanzan hasta los 2.850 metros. De ahí el nombre del parador.
Estamos hablando del fin de la ruta nueva. Porque es lo más probable que estos mismos turistas ya hayan conocido el camino antiguo, haciendo el recorrido conocido como "W'', que dura cinco días.
Hay muchos ángulos para ver las Torres del Paine, pero en la actualidad, y a raíz de la gran cantidad de chilenos y extranjeros que llegan hasta el lugar, cada vez más se produce el fenómeno del "turismo de interés especial''.
"El perfil de muchos turistas va por el lado de la arqueología y geología. Es por ello es que estamos trabajando en crear una ruta geológica. Es una idea sacada de Alemania y partirá en noviembre", dice Cristián Miranda, director de Sernatur-Magallanes, entidad que trabaja en la iniciativa con el Instituto Antártico Chileno (Inach) y Enap.
Según Miranda, la idea es identificar geositios -lugares de importancia geológica-, y en cada uno de éstos habrá reseñas que estarán estampadas en un tótem. En las Torres del Paine se instalará el más importante. Será el geositio N° 10, de un total de 11 que están considerados para la región. El Fuerte Bulnes, Morro Chico y la Cueva del Milodón "también serán parte de la ruta de los geositios", agrega.