Entre el 23 y 26 de marzo pasado, en las regiones de Antofagasta y Atacama, se produjeron una serie de aluviones, producto de más de 70 milímetros de lluvia. El saldo fueron 33 personas fallecidas y miles de damnificados. Más al sur, en la Región de Los Lagos, el 22 de abril, el volcán Calbuco hizo erupción por primera vez en 43 años, obligando a evacuar una parte importante de la zona.

En ambos eventos, la Presidenta Michelle Bachelet decretó el estado de excepción constitucional por catástrofe. Comunas y provincias quedaron bajo la autoridad de uniformados, quienes también asumieron tareas de seguridad pública. Diferentes encuestas revelaron, más tarde, la positiva evaluación ciudadana. La presencia militar, sin embargo, también implicó gastos.

Según un informe del Estado Mayor Conjunto de la Defensa (EMCO), en ambas situaciones -consideradas las de mayor envergadura durante 2015, por sobre las emergencias del incendio en Valparaíso y el volcán Villarrica- la presencia de las tres ramas de las FF.AA. tuvo un costo de $ 11 mil 428 millones (cercano a los 19 millones de dólares), según cifras calculadas y actualizadas hasta el 15 de mayo (ver infografía).

Estos "costos estimados acumulados", como indica EMCO, provienen del traslado y mantención de tropas y vehículos, obras de  ingeniería, trabajos de asistencia social y comunicaciones, y reconstrucción, entre otros. Se trata de un despliegue que movilizó a más de 8 mil 500 uniformados en el norte y Puerto Montt. Como referencia, en 2013 el costo del Batallón Chile en la misión de paz en Haití habría bordeado los US$ 15 millones.

¿De dónde sale este dinero? El ministro de Defensa, José Antonio Gómez, explicó que "estos gastos imprevistos son absorbidos por el presupuesto de la nación. El Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea aportan los recursos, que luego son restituidos por el Ministerio del Interior, tras un trabajo de compilación de datos que efectúa el Estado Mayor Conjunto, como organismo coordinador de las Fuerzas Armadas, y solicitados a través del Ministerio de Defensa".

Gómez destacó que  "lo relevante es que estamos en condiciones de responder rápida y adecuadamente frente a estos escenarios. Las FF.AA. demostraron compromiso irrestricto en el apoyo a la población afectada por la emergencia (...) una excelente labor reconocida por todo el país".

Agregó que "en el marco de mis anteriores funciones (como ministro de Justicia) me tocó presenciar de cerca lo ocurrido en el terremoto de Iquique, el incendio de Valparaíso y los aluviones en la región de Atacama. Fui testigo directo de la labor de las FF.AA. en apoyo a la población. Tareas con diferentes grados de compromiso y dificultad; desde la instalación del puente mecano que conectó nuevamente Alto del Carmen hasta la entrega de víveresy atención médica".

Apoyo humanitario

En el Ejército, el general de brigada Rafael Fuenzalida fue quien asumió como jefe de la defensa para la Región de Atacama en la emergencia de los aluviones: "Fue una operación muy importante, no sólo por la envergadura técnica, sino fundamentalmente por el urgente apoyo humanitario que necesitaban nuestros compatriotas. En Chañaral, Copiapó y Huasco había mucho daño".

Agregó que "para nosotros, la experiencia de 55 días resultó muy profunda; es gratificante haber aportado ayuda y sentir la respuesta y el agradecimiento cercano de la gente".

En la Fach, el comandante de la 5° Brigada Aérea, general de brigada aérea (A) Roberto Avendaño, sostuvo que "luego de producida la emergencia, la Fach  puso en operación el quinto puente aéreo de su historia, realizando las misiones necesarias para hacer frente a la tragedia y apoyar a nuestros compatriotas".

Destacó que "se emplearon diferentes aeronaves (...) gracias a este importante despliegue pudimos brindar una oportuna ayuda humanitaria y realizar labores de rescate sin ningún tipo de incidentes a localidades como Tierra Amarilla, El Salado, El Salvador y Chañaral, entre otros".