Una desafiante presidenta Dilma Rousseff contraatacó el viernes a sus detractores, diciendo que los abucheos e insultos que recibió en el partido inaugural del Mundial no la amedrentarán.
Visiblemente enojada por la ruda bienvenida, la presidenta brasileña dijo que la "agresión verbal" no fue nada comparado con los abusos físicos que sufrió hace cuatro décadas en manos de la dictadura militar.
Muchos de los 62.100 hinchas que llenaron el jueves la Arena Corinthians de Sao Paulo para ver a Brasil vencer 3-1 a Croacia abuchearon y gritaron insultos contra Rousseff, cuya popularidad viene cayendo para la votación de octubre donde la izquierdista debe buscar la reelección.
"Los insultos no me intimidan. No voy a dejarme abatir por eso", dijo Rousseff en un discurso para inaugurar un sistema de transporte rápido de autobuses en la capital Brasilia.
"Esto no me debilitará", destacó, mientras los partidarios de su Partido de los Trabajadores cantaban consignas a favor de su reelección.
Encuestas recientes muestran que Rousseff está perdiendo su cómodo liderazgo con miras a las elecciones del 5 de octubre, a medida que los votantes están preocupados por el debilitamiento de la economía brasileña y el creciente aumento del costo de vida durante su administración.
Muchos brasileños están irritados por el alto costo de los estadios construidos para el Mundial.
En su opinión, los 11.000 millones de dólares gastados por Brasil en el evento habrían sido mejor empleados en mejorar los deficientes servicios de salud, educación y transporte.
Rousseff había sido también abucheada en junio del 2013 en la apertura de la Copa Confederaciones, una especie de ensayo general del Mundial.
Para evitar otro bochorno, Rousseff optó por no hacer el tradicional discurso del jefe de Estado en la apertura de la competencia. Pero cuando su nombre y el del presidente de la FIFA, Joseph Blatter, fueron anunciados, los espectadores los abuchearon y gritaron obscenidades.
Blatter se levantó de su silla. Rousseff permaneció sentada.
Los insultos ocuparon los titulares de primera plana en la prensa, aunque la mayoría de los medios brasileños criticaron a los hinchas por el lenguaje usado.
"No voy a dejarme atemorizar por insultos que no pueden ni siquiera se escuchados por niños ni familias", dijo.