Por cerca de cinco horas, la Presidenta Michelle Bachelet, junto a un grupo reducido de asesores, viajó ayer por tierra desde Copiapó hasta la ciudad de Taltal en la Región de Antofagasta para hacer un catastro de la emergencia.

A su llegada, Bachelet se trasladó a un albergue para visitar a los damnificados del lugar y en su visita recibió muestras de agradecimiento.

Anoche, la Mandataria regresó a la capital para encabezar hoy a las 10.00 horas  en La Moneda el Comité de Operativo de Emergencia, donde se analizará la catástrofe.

El recorrido de la Mandataria, que se extendió por tres días, no fue fácil. El jueves fue increpada en Chañaral.

Fuentes de Palacio aseguran que la idea original era que el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, encabezara el despliegue en terreno y desde allí informara a la Presidenta.

Sin embargo, fue la propia Jefa de Estado la que desechó   el plan y en la tarde del miércoles viajó a Copiapó.

Una decisión similar adoptó tras los terremotos de Aysén, de Tocopilla y del 27/F, y en otras catástrofes similares, donde en algunas ocasiones debió enfrentar críticas por su despliegue en terreno.

Uno de los casos más difíciles ocurrió en Chiguayante en 2006, donde un cerro se desplomó por fuertes lluvias, sepultando a varias casas del sector. Pobladores la increparon e incluso le pidieron que abandonaran el lugar. Pero producto de ese episodio Bachelet hizo ajustes entre sus asesores y reforzó  el resguardo de las salidas a terreno.

Sin embargo, la apuesta del equipo asesor fue mantener el sello bacheletista y no abandonar el trabajo territorial.

Si bien en algunas de las catástrofes posteriores a la tragedia de Chiguayante, la Mandataria igualmente sufrió episodios de hostilidad, lo que trajo costos transitorios, en el largo plazo esa política de presencia en terreno terminó generando dividendos a la imagen presidencial. Un ejemplo de ello, fue en  Aysén, donde la primera visita de la Jefa de Estado tras el sismo y tsunami de 2006 fue criticada, incluso, por el alcalde UDI Oscar Catalán. Pero en su segundo viaje a la zona, el edil se disculpó y la gente valoró la preocupación de la Presidenta.

Sobre la salida a terreno de Bachelet, el director de Adimark, Roberto Méndez,  dijo a La Tercera que "es correcto lo que ella ha hecho. Cambia la agenda para el gobierno que había estado complicado por Caval y Soquimich y enfrenta en forma muy correcta a mi modo de ver la situación del norte".

Gloria de la Fuente, de  la Fundación Chile 21, sostiene que estas salidas a terreno siempre son un "riesgo", pero que con este tipo de decisiones la Presidenta "recupera un espacio que había estado perdido durante un tiempo que es su cercanía con las personas".

Roberto Izikson, de Cadem Plaza Pública, señaló que las salidas a terreno podrían ayudar a moderar en algo la desaprobación, pero "hasta que no se resuelvan los temas de fondo", como los casos Caval y Penta, la aprobación se mantendrá igual.

No obstante, una visión crítica expresó Jorge Ramírez de Libertad y Desarrollo: "Esto puede ser un punto de quiebre en la estrategia comunicacional del gobierno".