El presidente brasileño, Michel Temer, promulgó el lunes medidas ambientales y defendió su gestión, sin mencionar el juicio que a partir del martes podría costarle el cargo, ni su guerra velada con la Fiscalía o las amenazas de deserción de sus aliados.

En un acto con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente en Brasilia, Temer enfatizó que Brasil "salió" de su recesión histórica en el primer trimestre del año gracias a sus reformas promercado.

"Este gobierno consiguió hacer muchas cosas en sólo un año", remarcó el mandatario, escudado por importantes figuras políticas como el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, el jefe del Gobierno, Eliseu Padilha, o el canciller, Aloysio Nunes.

Pero esa buscada sensación de normalidad y de avance de la agenda podría ser apenas la calma que antecede a la tormenta.

Porque, a partir de este martes, el Tribunal Superior Electoral (TSE) retomará un juicio por abusos de poder y financiación ilegal de la campaña de 2014, que podría anular en un plazo de tres días la elección y determinar la salida del presidente.

En los comicios de 2014, Temer (del partido de centroderecha PMBD) fue reelecto vicepresidente de la izquierdista Dilma Rousseff, destituida el año pasado año por el Congreso bajo la acusación de manipular las cuentas públicas.

La denuncia ante el TSE, paradójicamente, fue presentada por el socialdemócrata PSDB, derrotado ajustadamente en esos comicios y hoy aliado clave del gobierno. Y llega cuando falta apenas un año y cuatro meses para las elecciones presidenciales.

El proceso, que hasta hace poco parecía condenado al fracaso, cobró relevancia tras la divulgación el 17 de mayo de una grabación en la que Temer parecía dar aval a la compra del silencio a un exdiputado preso y escuchaba al empresario cárnico Joesley Batista, mientras éste le contaba cómo trataba de tener bajo control a fiscales.

La grabación fue hecha por el propio dueño de la empresa JBS, quien la entregó a la justicia en el marco de un acuerdo de delación premiada.

Tras su divulgación, Temer pasó a ser investigado en el Supremo Tribunal Federal (STF) después de que el fiscal general, Rodrigo Janot, lo acusara de corrupción pasiva, obstrucción a la justicia y organización criminal.

Aunque dicha investigación y el juicio electoral no guardan relación, la delicada situación del presidente hizo que las miradas se posaran sobre el TSE como una posible salida para un Temer acorralado y negado a renunciar.

Sin embargo, en la prensa brasileña se da casi por hecho que ese proceso podría alargarse si uno de los jueces del TSE pide "vista" para suspender el proceso y revisar el caso.

En caso de condena, existen también varios mecanismos prolongados de apelación.

"El presidente está seguro de su inocencia", dijeron a la AFP fuentes del Palacio de Planalto.