Presidente chipriota acusa a Europa de experimentar con su país

Nicos Anastasiades cuestionó a autoridades bancarias de Chipre y Europa, y reitera que los controles de capitales se levantarán de a poco, aunque no detalla cronograma.




El presidente de Chipre dijo hoy que el riesgo de una bancarrota nacional está contenido y que el país no tiene intenciones de dejar el euro, en un discurso repleto de críticas a la unión monetaria de Europa por "experimentar" con el destino de la isla.

El líder conservador Nicos Anastasiades habló un día después de la reapertura de los bancos tras un cierre de casi dos semanas que buscaba evitar una fuga de depósitos de los preocupados chipriotas y los extranjeros ricos mientras el país se apresuraba para conseguir un rescate de la Unión Europea.

Anastasiades dijo que las restricciones impuestas a las transacciones bancarias en Chipre, sin antecedentes en el bloque desde que entraron en circulación las monedas y billetes del euro en el 2002, se levantarían gradualmente. Pero no ofreció un cronograma.

Las dificultades chipriotas han sacudido a la debilitada eurozona. 

La imposición de controles sobre el capital ha llevado a algunos economistas a advertir que podría surgir un "euro chipriota" de segunda clase, con los fondos atrapados en la isla valiendo menos que aquellos que puedan gastarse libremente en el exterior.

En un discurso ante empleados públicos en la capital, Nicosia, Anastasiades criticó a las autoridades bancarias tanto de Chipre como de Europa por inundar de dinero un banco chipriota incapacitado que ahora podría ser cerrado, según lo acordado en el plan de rescate por 10.000 millones de euros (US$12.800 millones) que evitó el riesgo inmediato de un colapso financiero.

"¿Qué grado de seriedad tuvieron esas autoridades que permitieron la financiación de un banco en bancarrota hasta la cantidad más elevada posible?" preguntó Anastasiades.

"No quiero decir más", añadió. "Este no es el momento de decir quién tiene más o menos culpa", sostuvo. 

Anastasiades consiguió el acuerdo de última hora en Bruselas hace cinco días.

Pero ha afrontado numerosas críticas en casa, de parte de unos ciudadanos airados por su costo: la desaparición del segundo mayor banco de la isla, Banco Popular de Chipre o Laiki, y una quita sobre los depósitos superiores a 100.000 euros que podría poner punto final a la existencia de Chipre como centro financiero.    

La isla también afronta fuertes pérdidas de empleos y una profunda recesión.

EXPERIMENTO
El presidente, que apenas lleva un mes en el cargo y afronta la peor crisis en Chipre desde que la llegada de tropas turcas en 1974 causara una división de la isla en dos, acusó al bloque de la moneda única de hacer "demandas sin precedentes que obligaron a Chipre a convertirse en un experimento".

Pero añadió: "No tenemos intención de dejar el euro. De ninguna manera experimentaremos con el futuro de nuestro país". 

Los líderes europeos han insistido que la incursión sobre los depósitos grandes en los bancos de Chipre es una acción extraordinaria en su manejo de una crisis de la deuda que se rehusa a ser contenida.

Pero los funcionarios están divididos y las aguas se enturbiaron el día después de la firma del acuerdo, una vez que el holandés que preside el grupo de ministros de finanzas de la zona euro, Jeroen Dijsselbloem, dijo que serviría como modelo para el manejo de crisis futuras.

Cuando enfrentó una severa reacción del mercado, Dijsselbloem dio marcha atrás. Pero el viernes, un miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo, Klaas Knot, otro holandés, dijo que "tiene poco de mala" su evaluación.

"El contenido de sus declaraciones se resume en un enfoque que ha estado discutiéndose desde hace más tiempo en Europa. Este enfoque será parte de la política europea de liquidación", agregó Knot, citado por el diario holandés Het Financieele Dagblad. Esos dichos fueron validados por un portavoz.

El rescate chipriota difiere de los de otros países de la zona euro porque, por primera vez, los depositantes bancarios sufren quitas.

Las advertencias sobre un posible pánico en los bancos cuando reabrieran el jueves demostraron estar infundadas.

Durante casi dos semanas, los chipriotas se vieron racionados con una retirada limitada de los cajeros. Incluso ahora, con los bancos abiertos, afrontan un régimen de estrictas restricciones diseñadas para evitar una fuga de capitales de la isla.

"Las medidas restrictivas temporales adoptadas con respecto a las transacciones económicas serán levantadas gradualmente hasta que podamos volver a la normalidad", afirmó Anastasiades.

El decreto gubernamental estableció que durarían siete días, pero el ministro de Relaciones Exteriores, Ioannis Kasoulides, dijo el jueves que podrían prolongarse "alrededor de un mes", y hay economistas que advierten que podrían pasar años antes de que la confianza en la economía chipriota rebote lo suficiente como para permitir levantarlas.

Las autoridades chipriotas dijeron el viernes que se podrían usar cheques para hacer pagos a agencias del gobierno por hasta un límite de 5.000 euros, aliviando una prohibición total anterior sobre pagos con cheques. Por arriba de los 5.000 euros se necesitará aprobación del banco central.

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