Para Roberto Méndez, presidente de Adimark y colaborador de Sebastián Piñera, las renuncias de los timoneles concertacionistas que se concretaron ayer no tendrán efectos electorales con miras a la segunda vuelta.  Sin embargo, advierte que el candidato de la Alianza debe actuar con prudencia en la recta final de la campaña presidencial.

"La dimisión misma de los presidentes de partidos no tiene ningún efecto. Al contrario, el impacto inicial es negativo, produce una sensación de descabezamiento de los partidos y centra toda la atención en el conflicto. Esto sólo se podría remediar si aparecieran los cuatro reemplazantes en forma inmediata y efectivamente fueran rostros nuevos, atractivos para la opinión pública", sentencia el analista político.

-¿Cuánto puede incidir esto en la candidatura de Piñera?
-Es un gran regalo, creo que desde el comando de Piñera miran encantados este fenómeno, porque es muy perjudicial para Frei. Ahora, lo que tienen que hacer en su comando es guardar silencio y esperar que los acontecimientos sigan su curso.

-¿Cuán positivo para Piñera es abordar temas de contingencia? El miércoles tildó de "ofertón" el anuncio de una nueva línea del Metro y ayer restó importancia a los cambios en los partidos oficialistas.
-El desarrollo de la campaña de Piñera ha sido el correcto, propositivo, moderno. Si yo tuviera que darle un consejo es no meterse en la crisis interna de la Concertación. Y sobre los anuncios del gobierno, puede haber distintas visiones, pero no suma mucho lo que dijo. Es recomendable que tenga más neutralidad sobre lo que hace el gobierno en esta etapa de la campaña.

-El foco de la campaña de Piñera ha sido capturar al votante de Marco Enríquez. ¿Ha logrado ese objetivo?
-Eso se va a conocer el día de la elección. La impresión que tengo es que el enfoque ha sido correcto, en el sentido de que lo que tienen en común los votantes de ambos en primera vuelta es el cambio, y creo que el giro comunicacional que dio la campaña de Piñera con el eslogan de "Súmate al cambio" apunta a eso.

-¿Es relevante el rol que pueda jugar Enríquez en el balotaje?
-Soy crítico del camino que ha elegido en esta segunda vuelta. Tanta indefinición viene a agregar más ambigüedad a una candidatura que ya era ambigua, que tenía aspectos de izquierda castrista junto a elementos de neoliberalismo económico. Va a quedar en un limbo vacío, sin contenido, sin apoyo parlamentario, sin partido. Ni siquiera va a tener un proyecto ideológico claro, así que no le auguro un buen futuro.

-¿Qué debería hacer?
-Si yo fuera su asesor, le diría que optara por una alternativa de las dos propuestas ideológicas que están en juego. Tiene que tomar decisiones. Mi pronóstico es que el 20% que lo apoyó se va a dispersar entre los que no van a ir a votar y los que prefieran a cada uno de los candidatos. Pero no hay un núcleo capaz de mantener unido a ese universo de votantes, porque el propio Enríquez ha renunciado a unirlo.

-Otro que debe definir su futuro es Joaquín Lavín. ¿Es un aporte para la campaña de Piñera?
-El es una persona de gran arrastre popular, pero las derrotas electorales son de un tremendo costo sicológico y emocional para las personas. Por eso, yo tendería a estar de acuerdo con lo que dijo Jovino Novoa. Sería aconsejable que se tome un tiempo, que reflexione sobre cuál es el camino que él quiere en la política. Y quizás lo mismo corre para el caso de Marco Enríquez, a quien quizás le ha faltado un poco de reflexión, de retirarse a meditar qué pasó.