El Presidente de Alemania, Christian Wulff, dijo hoy que no piensa dimitir, en medio de la polémica por el crédito aceptado de una familia de empresarios, aunque admitió como un "grave error" la llamada telefónica que hizo al diario Bild para tratar de frenar la difusión del caso.

"Asumo con agrado mi responsabilidad, pero no he cometido ninguna irregularidad", aseguró Wulff, en una entrevista a las televisiones públicas alemanas ARD y ZDF, para explicar que con su llamada al rotativo sólo pretendió "retrasar" la publicación de esas informaciones para proteger a su familia.

Tras semanas bajo presión por sospechas de corrupción, en sus tiempos de primer ministro de Baja Sajonia, Wulff negó haber cometido irregularidad alguna, tanto al aceptar un crédito de una familia de empresarios como al pasar sus vacaciones en Italia, España u otros lugares, invitado por hombres de negocios locales.

Su llamada a Bild, dos días antes de que sacara la primera información sobre el caso, fue "un grave error", "indigno de un Presidente", dijo, para pedir a continuación "comprensión" por su proceder "humano" y recordar que al día siguiente telefoneó al director del medio, Kai Dieckman, para disculparse.

Wulff, de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller alemana Angela Merkel, hizo estas declaraciones dos semanas después de su primer pronunciamiento sobre el caso del crédito, en que se disculpó por no haber actuado "con rectitud", y tras revelarse esta semana que amenazó a Bild al saber que iba a difundir esa información.

Las amenazas a la prensa convirtieron en casi insostenibles las presiones sobre el Presidente, cargo que en Alemania es representativo, pero con cierto rango de autoridad moral.

En medio del revuelo persistente, en medios alemanes se considera que la credibilidad de Wulff ha quedado en entredicho y que la única razón por la que no ha dimitido es porque Merkel no puede permitirse otra renuncia tras la de su antecesor, Horst Köhler, por haber relacionado la misión en Afganistán con intereses económicos.

El caso de presunta intimidación al grupo Springer es delicado para Merkel no sólo por afectar al Bild, el diario más leído de Europa, sino porque además se trata de un grupo "amigo" de la CDU desde tiempos de Helmut Kohl.

MERKEL
La propia Merkel salió hoy al paso de las presiones en torno a Wulff al expresar, a través de su vocero Georg Streiter, su confianza en que éste responderá a todas las cuestiones abiertas.

El hecho de que Wulff eligiera para pronunciarse a la televisión pública -y no en conferencia de prensa abierta- no ha acallado las críticas del resto de los medios, pero al menos sí se escucharon los primeros pronunciamientos de apoyo.

El presidente de la Unión Cristianosocial de Baviera (CSU), Horst Seehofer, abrió la tradicional reunión del partido en el monasterio bávaro de Kreuth afirmando que Wulff tiene su respaldo pleno, después de que en días pasados desde las filas de la formación se "invitara" al presidente a explicarse.

BILD
El encontronazo entre Wulff y Bild se produjo después de que este medio pidiera al Presidente, el pasado día 11, que se pronunciara sobre el caso del crédito, previamente a difundir el caso.

Inicialmente el vocero del Presidente respondió al cuestionario, pero luego retiró esa declaración, a lo que siguió una llamada en términos amenazantes del propio Wulff al director del diario y a la jefatura del grupo Springer.

Tras publicar Bild las primeras noticias del caso, se abrió un reguero de otras informaciones por presunto amiguismo de "Süddeustche Zeitung" y "Der Spiegel", principalmente.

Salió así a relucir que el préstamo recibido por Wulff en 2008 del matrimonio millonario amigo, los Geerkens, fue liquidado con un crédito en condiciones favorables de un banco público.

También que fue invitado seis veces a pasar sus vacaciones en Italia, España y otros lugares por hombres de negocios locales.

Dos días antes de Navidad, Wulff compareció ante los medios para pedir por primera vez disculpas y se abrió una especie de "tregua navideña" salpicada por algunas nuevas revelaciones, hasta que estalló de nuevo el escándalo por la intimidación a la prensa.