El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenó el martes a las Fuerzas Militares suspender por un mes los bombardeos a los campamentos de la guerrilla de las FARC, el primer gesto del Gobierno en busca de reducir la intensidad del conflicto armado.

Pero la decisión presidencial no significa un cese total de la ofensiva en contra de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que cuentan con unos 8.000 combatientes y que a pesar de que han sido debilitadas por una ofensiva militar de más de una década, todavía tienen capacidad de realizar ataques de gran impacto.

Santos adoptó la decisión al considerar que los diálogos entran en una fase definitiva y tras reconocer que el cese del fuego unilateral e indefinido que declararon las FARC desde el pasado 20 de diciembre ha sido cumplido por los rebeldes.

"Por esa razón -y para impulsar el desescalamiento del conflicto-, he decidido dar la orden al ministro de Defensa y a los comandantes de las fuerzas de cesar los bombardeos sobre los campamentos de las FARC durante un mes", precisó Santos.

Los bombardeos por parte de las Fuerzas Militares han sido el arma más letal en medio de una ofensiva contra los insurgentes en la que han muerto varios comandantes de las FARC, grupo con el que el Gobierno colombiano busca un acuerdo de paz en La Habana para poner fin a un conflicto que ha dejado 220.000 muertos.

"Y que quede claro: si, como resultado de nuestros patrullajes, del control militar del área, ocurren enfrentamientos, esas son las reglas de juego", señaló Santos.

Las FARC y el Gobierno pactaron el sábado ubicar y desactivar minas terrestres en las selvas y montañas de Colombia, el primer acuerdo concreto para reducir la intensidad del conflicto de más de 50 años.

Aunque la negociación con las FARC se cumple en medio de frecuentes ataques, combates y bombardeos, Santos envió a un grupo de militares a La Habana para discutir medidas que incluyen un posible cese bilateral del fuego, algo a lo que se oponía al inicio del diálogo.