El presidente israelí Reuven Rivlin reconoció este domingo los errores pasados y presentes de Israel ante la comunidad árabe, a la que tendió una mano mientras varios conflictos con los palestinos sacuden Jerusalén Este.
El 29 de octubre de 1956 la policía de fronteras de Israel mató a 47 civiles para imponer el toque de queda en ese pueblo cercano a Tel-Aviv.
El presidente israelí, cuyo papel es honorífico y moral, es el primero en participar en este acto. Sus palabras se produjeron en un momento en el que Jerusalén Este, la parte palestina de la ciudad anexionada por Israel, vive disturbios.
La policía se enfrenta con manifestantes desde que, el pasado miércoles, un palestino de 21 años embistió a un grupo de israelíes matando a un bebé y dejando a una ciudadana ecuatoriana herida que hoy murió. Las fuerzas del orden abatieron luego al conductor, provocando una ola de indignación entre los palestinos.
"Estoy aquí para decirlo otra vez: un crimen atroz tuvo lugar aquí", declaró Rivlin en Kafr Qasim. "Vine aquí, en estos días difíciles, para tenderles una mano y decirles que estos días de desafíos amenazan con llevarnos a un baño de destrucción y sufrimiento", afirmó.
En julio, la cólera que nació en las calles de Jerusalén Este tras el asesinato de un adolescente palestino se extendió a otras ciudades árabes de Israel, que fueron escenario de enfrentamientos durante varios días.
Los árabes israelíes son los descendientes de los 160.000 palestinos que permanecieron en su tierra tras la creación del Estado hebreo en 1948. Hoy representan a más del 20% de los ocho millones de israelíes.