La Cena Anual de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) marcó un precedente: los empresarios tendrán un rol más activo en el ámbito público cuando las "cosas se hagan mal", y "cuando se hagan bien" también lo destacarán.

Así define el presidente del gremio, Hermann von Mühlenbrock, la ruta que seguirá la entidad a la hora de intervenir en la agenda política.

Tras su discurso del miércoles pasado, ¿fueron más los elogios o los retos?

La cantidad de retos fue baja, así es que creo que, en general, el discurso interpretó a la gran mayoría de los consejeros de la Sociedad.

¿Cómo se gestó la construcción de este discurso?


Fue un proceso en el cual tratamos de incluir muchas opiniones. Por eso creo que los retos fueron pocos, porque tomamos muchas de las ideas planteadas por los distintos consejeros.

¿Hay un giro en el rol público que ha tenido la dirigencia empresarial en los últimos períodos?


No, no me siento haciendo nada diferente de lo que en su corto período venía haciendo Cirilo Córdova (quien asumió la presidencia de la Sofofa interinamente este año) o los cuatro años previos del ex dirigente Andrés Concha. A lo mejor después de haber ganado el fútbol el martes pasado estábamos todos más contentos, pero la Sofofa sigue con su mismo norte: tratando de representar al empresariado de la mejor manera.

Parte de la audiencia comparó el tono de su discurso con el realizado en 2001 por el ex presidente de la CPC Ricardo Ariztía, cuando le pidió al gobierno que dejara a los empresarios trabajar tranquilos.


La posición de la mesa, con Claudio Muñoz y Alfonso Swett, y del comité ejecutivo, que fue integrado por consejeros jóvenes, es que confiamos en este país y tenemos una visión de futuro, pero cuando las cosas estén malas vamos a decirlo así, como también siempre estaremos disponibles para construir, para conversar y opinar. Creemos que tenemos posibilidades de aportar cosas grandes a Chile y reconocer también nuestros errores.

¿Tendrán una posición más activa cuando las cosas estén mal?

Sí. Creo que tenemos que sopesar una posición más externa con una posición interna, donde muchas veces la Sofofa tiene un gran atractivo, porque participa en la creación de políticas públicas. Cuando se está actuando en forma importante en el diseño de políticas públicas es complicado estar en la prensa, porque se puede echar a perder todo el trabajo que se está haciendo. En estos momentos, se ha dado una coyuntura donde no hay una participación muy fuerte en políticas públicas.

¿Era necesario retraerse un poco cuando, por ejemplo, se estaba llevando adelante la Agenda Pro Crecimiento?

Claro, durante de todo el trabajo que hizo Bruno Philippi en educación. En ese contexto, era obvio que no se podía estar, como dice el dicho, a Dios rogando y con el mazo dando. Por eso la gente pensaba que la Sofofa era menos activa, pero había todo un trabajo súper importante que se estaba desarrollando en políticas públicas con el gobierno de turno. Ahora estamos tratando de balancear las dos cosas: tener un mensaje público claro, porque creemos que es importante que la ciudadanía reciba un mensaje claro de los empresarios y, obviamente, mostrar nuestra disponibilidad para trabajar en todo lo que sea mejorar las políticas públicas.

Sindicalización automática


¿Por qué el aviso publicitario para invitar a la cena decía que éste era el encuentro más representativo de los empresarios? ¿Qué buscaban?

Eso es marketing (ríe). Sin desmerecer a ninguno de los otros gremios, Sofofa reúne a un 30% del PIB, representa a miles de empresas grandes, medianas y pequeñas; agrupa sectores importantes para la economía, como los metalúrgicos, químicos, puertos, aeropuertos, eléctricas, salmones, etc... Y fue, precisamente, esa representatividad la que nos dio la bajada para este evento.

¿Buscaban marcar una diferencia con el encuentro de Enade (que se realizó el jueves), ya que algunos de sus organizadores se manifestaron proclives a la sindicalización automática?

Respecto de la sindicalización automática... esa es una opinión personal de alguien. Como Sociedad, analizamos esa noticia y no la compartimos en lo absoluto, para nada. De hecho, la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, en el mismo encuentro de Enade ni siquiera tocó el tema. Entonces, esa es la posición de una persona que tiene todo el derecho a opinar, pero específicamente en el caso de la Sociedad de Fomento Fabril, eso no nos representa para nada. Por el contrario, nosotros pensamos siempre en la libertad de las personas y en la libertad de sindicalizarse. No se puede obligar, por ejemplo, a que todos seamos del Colo-Colo. Hay que respetar la libertad de las personas, lo que no quita que la Sofofa siempre estará disponible a conversar con la dirigencia sindical y a analizar distintas propuestas.

¿Cuál es su mandato como presidente de la Sofofa?

Mi mandato es hacer bien la pega y eso significa representar a las más de 2.500 empresas que están en la Sofofa. En lo personal, por mi formación, es ayudar a las empresas en temas de competitividad, de hacerlas más eficientes, de su salida al exterior y seguir avanzando en el tema de la responsabilidad social, porque el empresario de 2013 no tiene mucho que ver con el empresario del año 40.

¿Dónde está la diferencia?

Hoy, la gran mayoría de los empresarios no sólo se interesa por maximizar la última línea, sino que tiene una gran preocupación por su gente, proveedores, clientes y el medioambiente. Tenemos que ser capaces de hacer entender a la gente de nuestro gremio que el gran derecho humano y el más elemental es cuidar a nuestra gente: que cada trabajador que llegue a nuestra empresa en la mañana se devuelva íntegro en la tarde. Eso nos debe hacer sentir tan contentos como ganar un dólar más.

También hay un tema muy profundo, que hemos analizado muchas veces, que es que también es importante inculcar estos valores a los trabajadores de las empresas, porque sucede que hay muchas compañías donde el incentivo monetario es tan grande que hace que ese trabajador pierda la visión por ganar más lucas.

Problemas

En su discurso, usted denunció una "industria de la obstrucción", cuyos instigadores buscan paralizar cualquier proyecto. ¿Quién o quiénes son estos instigadores?

No es con nombre ni apellido ni un partido político. Pero cuando se observa que en varios casos se ha generado este tipo de situaciones y se ve que son las mismas personas, con los mismos argumentos, llama la atención que el objetivo sea apuntar a todo, desde oponerse al mall del Muelle Barón en Valparaíso, a una central de pasada de agua, a la construcción de una cárcel, etc. Es gente que se dedica a eso todo el día y que se va trasladando.

¿Los espacios que han ganado estos grupos responden también a la falta de un rol más protagónico por parte de la autoridad?

Creo que a la autoridad le ha faltado frenar a esta gente y que nosotros tenemos que ser mucho más rigurosos en nuestros estudios y análisis de impacto ambiental. De alguna manera, hay que ordenar un poco más toda esta normativa ambiental, porque hoy existe el gran temor de que no basta con tener el estudio de impacto ambiental, porque la justicia puede echar para atrás el proyecto, por alguna razón que no estaba muy clara.

Esto va, obviamente, a hacer más largos los proyectos y obligará a las empresas a hacer muchísimo más cuidadosas y ser más rigurosas en sus análisis.

El Presidente de la República dijo que la mejor reforma tributaria era el crecimiento económico.


Sin duda, eso está claro. Un punto de crecimiento del Producto equivale a US$ 600 millones que se van sumando, por lo tanto, nosotros decimos, con mucha fuerza, que es fundamental el crecimiento sostenible para resolver todas las carencias que el país tiene. No obstante, creemos que si hay un proyecto que nos permita llegar a una educación de excelencia…

¿Con gratuidad?

No, sin gratuidad. Es un disparate darle educación gratis al 20% más rico de la población, porque eso sale US$ 2 mil millones. Con las carencias que todavía tiene este país en materia de equidad, eso no es posible. Pero sí para tener mejores profesores, ampliar las disciplinas, mandar estudiantes al exterior o hacer centros de inteligencia hay que ponerse con uno o dos puntos más de impuestos, estamos disponibles para conversar.

¿Y qué garantiza que estos recursos se gasten con eficiencia?


Que las autoridades se comprometan a que anualmente se haga una especie de accountability, para que se cumplan las metas. Ahora, si los impuestos suben 5% o 6%, hay que tener cuidado, porque puede afectar la inversión y, con ello, el crecimiento.

Pero quiero decir que no tenemos ningún complejo en analizar y ver propuestas con objetivos claros y definidos, porque nos parece de toda justicia que trabajemos en la educación que permita que este país dé el salto al desarrollo. Pero a su vez, no daremos un cheque en blanco para cualquier cosa.

Otro tema ampliamente discutido en este período electoral ha sido la reforma a la Constitución. ¿Les preocupa?

Me complica entrar al tema político, pero supongamos que los parlamentarios representan bien a la sociedad. Si quieren cambiar el binominal no me preocupa. Ahora, lo que sí me preocupa y lo encuentro bananero, es hablar de una asamblea constituyente. Uno de los grandes activos de Chile son sus instituciones. Todo el mundo afuera lo dice. Entonces, abrirse a una asamblea constituyente realmente me preocupa, porque eso sí afectará la inversión, ya que se sabe cómo empieza, pero no cómo termina.

¿Qué otro cambio a la Constitución podría afectar el crecimiento del país?


Si se dice que se va a reformar la Constitución para cambiar el binominal, no hay problema. Sí me preocupa una reforma a la Constitución cambiando, por ejemplo, el Banco Central porque se concluya que no funciona bien de manera autónoma, sino que tiene que depender del Estado y del gobierno, o que en el sistema de AFP volvamos al de reparto que fracasó estrepitosamente en el mundo. Volver a eso no nos parece que esté muy bien pensado.

O sea, tendrán una intervención más activa en la política dura y pura.


Seguiremos trabajando con la misma fuerza en todo lo que es políticas públicas. Estamos disponibles para, cualquiera sea el gobierno, participar si nos llaman a opinar. En términos de la coyuntura, daremos nuestra opinión, así como también queremos que quede claro que estamos dispuestos a dialogar, a apoyar todo lo que consideremos razonable para el país.