En 2012, Enrique Peña Nieto renovó la imagen del antiguo Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México 71 años consecutivos (1929-2000), y logró imponerse en las elecciones presidenciales. Considerado como un político de centro y pragmático, en apenas un año y medio de gestión el presidente mexicano cambió el enfoque de la guerra contra el narco, además de llevar a cabo reformas estructurales en educación y en el campo energético. Hasta ahora, los mexicanos lo respaldan: el 48% aprueba su gobierno de acuerdo con una reciente encuesta de El Universal. Para muchos, Peña Nieto, de 47 años, ha sido toda una sorpresa, aunque aún despierta el rechazo de algunos sectores políticos, tanto de la derecha como de la izquierda mexicana. En esta entrevista con La Tercera, ad portas de la visita a México de Michelle Bachelet para la Cumbre de la Alianza del Pacífico, el gobernante desmenuza sus avances y responde a las críticas.

En su primer año de gestión ha logrado importantes reformas estructurales. ¿Cómo se logra el consenso necesario para aprobar dichas reformas?

Lo que nos mueve a todos los mexicanos es que a nuestro país le vaya mejor. Por ello, las principales fuerzas políticas representadas en el Congreso y el gobierno hemos privilegiado el diálogo y la colaboración, para generar los acuerdos que nos permitan transformar a México. El objetivo común es claro: liberar nuestro gran potencial económico y mejorar las condiciones de vida de todos los ciudadanos.

¿Cuáles son los principales obstáculos que ha enfrentado el proceso de reformas?

Siempre hay resistencias a todo proceso de cambio y México no fue la excepción. Sin embargo, con la firme voluntad de nuestros legisladores, fue posible conciliar visiones distintas y lograr acuerdos fundamentales. Gracias a ese empeño se han ido concretando las reformas que nos propusimos desde el inicio de la administración.

Una de las reformas más importantes es, sin duda, la educativa. ¿Qué cambios espera lograr en el sistema educativo mexicano?

Para construir un mejor futuro y detonar la productividad en el largo plazo es fundamental elevar la calidad de la educación de nuestros niños y jóvenes. Para lograrlo, la reforma aprobada por el Congreso crea un Servicio Profesional Docente que premiará a los mejores maestros, con base en su mérito y dedicación en el aula. La reforma también crea un Sistema Nacional de Evaluación y un Sistema Nacional de Información para la Gestión Educativa. Se trata de dos mecanismos que nos permitirán contar con información oportuna para definir las mejores acciones a implementar, a fin de continuar fortaleciendo los servicios educativos.

Como parte de las reformas, usted ha propuesto una histórica reforma energética. ¿Cómo responde a quienes han dicho que la industria petrolera mexicana era un símbolo de soberanía? ¿Cuánto espera crecer México en términos económicos tras la reforma energética?

La industria petrolera sigue y seguirá siendo un orgullo para los mexicanos. La reforma energética reafirma la propiedad de la nación sobre Petróleos Mexicanos, la Comisión Federal de Electricidad, los hidrocarburos en el subsuelo y la renta petrolera. Además, moderniza el sector para hacerlo más productivo y competitivo. Asimismo, la reforma potenciará la producción de petróleo, gas natural y otros derivados, permitiendo reducir nuestra dependencia actual del extranjero. Con la nueva legislación, se fortalece la soberanía y se incrementa la seguridad energética de México. La meta es lograr un crecimiento económico más acelerado, sostenido y sustentable.

El gobierno chileno de Michelle Bachelet está planteando una convergencia entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur. ¿Cómo evalúa usted esta propuesta?

Tengo confianza en que la flexibilidad y pragmatismo que han caracterizado a los países miembros de la Alianza nos permitirá analizar el planteamiento de manera oportuna. La Alianza es un mecanismo joven, con grandes oportunidades para crecer mediante acercamientos estratégicos e innovadores con otros países. Hoy, por ejemplo, ya son 30 estados observadores, con quienes estamos analizando opciones para profundizar nuestra relación.

¿El proteccionismo de las economías de países como Brasil o Argentina no entra en contradicción con los objetivos de la Alianza del Pacífico? ¿Cómo se podría alcanzar una integración con enfoques económicos tan distintos?

La Alianza del Pacífico es un mecanismo incluyente y, sin duda, a los países participantes nos une el deseo de mejorar la calidad de vida de cada uno de nuestros habitantes. Quienes hoy somos miembros de la Alianza, y quienes se sumen más adelante, deberemos dar pasos importantes hacia la libre movilidad de bienes, servicios, personas y capitales, a fin de lograr una mayor integración de América Latina y hacerla más productiva, competitiva y próspera.

¿Está de acuerdo con la postura del nuevo gobierno chileno de que no hay que darle un enfoque ideológico a la Alianza del Pacífico?

Creo en el pragmatismo y en las buenas ideas que beneficien a nuestra población. El propósito fundamental de la Alianza del Pacífico es lograr una integración profunda, que consolide la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales entre los países miembros. En ese sentido, Chile, Colombia, Perú y México debemos continuar tomando decisiones que contribuyan al logro de esos objetivos en la región.

¿México está recobrando su papel e influencia en América Latina?

México es un actor internacional con responsabilidad global que, con gran orgullo, asume su pertenencia a la comunidad latinoamericana y promueve de manera prioritaria la hermandad entre nuestras naciones y la integración regional.

¿Ha llegado "el momento de México", como señalan algunos analistas? 

Por supuesto, somos un país de gente joven, talentosa y capacitada, donde cada año se gradúan más de 100 mil ingenieros y tecnólogos. Esto ha permitido que la industria mexicana sea líder en manufacturas avanzadas de alta tecnología, en especial en electrodomésticos y vehículos para transporte de mercancías. Gracias a nuestra ubicación geográfica estratégica, que nos convierte en un puente privilegiado hacia los mercados de EE.UU. y América Latina, y a nuestra moderna infraestructura en permanente crecimiento, México avanza para convertirse en un Centro Logístico Global de Alto Valor Agregado. Para continuar en esa dirección, destinaremos a infraestructura US$ 500 mil millones de inversión público-privada para los próximos cuatro años y medio. Además, los mexicanos tenemos una de las economías más grandes y más abiertas. Diez tratados de libre comercio en vigor y dos pendientes de aprobación legislativa nos dan acceso preferencial a un mercado superior a 1.100 millones de consumidores en 45 países. Sin embargo, también es necesario renovarse para competir con éxito en la economía global. Con ello en mente, las reformas transformadoras conforman un nuevo andamiaje institucional, que incentivará la competitividad y la formalidad del empleo, elevando la productividad de mi país. Por todas estas razones, este es el mejor momento para invertir en México. Nuestra sólida estabilidad macroeconómica, finanzas públicas sanas, política monetaria autónoma, tipo de cambio flexible y sistema financiero robusto así lo confirman. Somos un país en transformación, que está construyendo una plataforma para crecer, de manera acelerada, sostenida y sustentable, durante los siguientes años.