El gobierno de Alan García anunció ayer que llamó a consulta a su embajador en Chile, Carlos Pareja, en medio de un nuevo impasse en las relaciones bilaterales.

Esta es la primera vez que la cancillería peruana llama a consultas a su embajador en Chile desde la llegada del Presidente García a Palacio Pizarro, en julio de 2006, y constituye el impasse más agudo entre Lima y Santiago, que ya suman una seguidilla de tensiones como ocurrió tras la presentación de la demanda peruana en La Haya o los dichos antichilenos del general (R) Edwin Donayre.

Ahora, la molestia de Lima se debe a la revelación del Pentágono sobre el interés de La Moneda por adquirir misiles aire-aire. Al día siguiente, en Perú se divulgaron trascendidos respecto de labores de espionaje en las que habría incurrido un suboficial de la Fuerza Aérea de su país en favor de Santiago.

El canciller peruano José Antonio García Belaunde no dio luces sobre la fecha en que se produciría el viaje del diplomático a Lima, ni el tiempo en que el representante del Presidente García permanecería en la capital peruana. En el manejo diplomático, el tiempo que un embajador es obligado a permanecer en su respectivo país es otra señal que permite cuantificar la molestia.

Sólo en una ocasión anterior el gobierno de García había evaluado la posibilidad de citar en consulta a su embajador en Chile, medida que finalmente no concretó. El hecho se produjo en enero de 2007, luego que el Congreso chileno aprobara la ley para la creación de la Región de Arica y Parinacota.

El gobierno de Bachelet, en tanto, llamó en consulta en dos ocasiones a su embajador en Lima como señal de protesta. En agosto de 2007, Cristián Barros, entonces representante en Lima, debió permanecer 19 días en Santiago en rechazo por la publicación de la cartografía marítima peruana, la que modificaba unilateralmente los límites con Chile. En enero de 2008, Barros fue citado nuevamente por el entonces canciller Alejandro Foxley para protestar por la presentación de la demanda marítima peruana ante La Haya.

LA HAYA
El litigio interpuesto por Perú en contra de Chile por la demarcación marítima ha sido, precisamente, uno de los factores clave en el deterioro de las relaciones bilaterales en los últimos años.

La presentación de la demanda ante La Haya fue calificado por la cancillería chilena como un acto inamistoso y terminó por sepultar la estrategia impulsada por el gobierno de García por mantener en cuerdas separadas la relación con Chile del proceso ante el tribunal.

En agosto, García sugirió que Chile y Bolivia tenían un acuerdo "bajo la mesa" para una salida al mar. También habló de una carrera armamentista en Chile -lo que reforzó posteriormente- y afirmó que la demanda en La Haya fue en respuesta al rechazo de Santiago a negociar el tema.

Los dichos de García generaron hondo malestar en el gobierno. La tensión volvería a escalar en septiembre, en víspera de la Parada Militar. En esos días, una representación militar peruana se ausentó del acto en honor a Bernardo O'Higgins en Lima y ninguna autoridad de su gobierno asistió a la recepción ofrecida por el representante chileno, Favio Vío. La decisión fue en respuesta a los dichos del ministro de Defensa, Francisco Vidal, quien comparó el "pacto de no agresión" regional propuesto por García con el acuerdo entre la Alemania nazi y la URSS.