Después de 20 años de iniciado el modelo de concesiones en el país, uno de los aspectos que destaca Bernardo Vargas, presidente del Grupo ISA, dueño de la concesionaria Intervial (a cargo de las rutas del Maipo, del Maule, de La Araucanía, de Los Ríos y del Bosque), es la estabilidad y las reglas claras que ofrece Chile a grupos internacionales.
De visita en el país, el empresario colombiano comentó sobre los proyectos futuros y su relación con las autoridades nacionales.
¿Cómo evalúa el trabajo que han desarrollado en las vías nacionales?
Nuestras carreteras hacia el sur son fundamentales para la salida de Santiago. En ese punto, la nueva plaza de peajes en Angostura ha facilitado la vida a quienes transitan por esas vías. Y debo resaltar un componente fundamental: en obras de infraestructura es crítico tener una buena relación con el gobierno. Debo decir que hemos tenido una relación armónica y constructiva con el MOP, pero ahora aún mejor. Personalmente tengo diálogo directo con el ministro Undurraga. Tenemos un diálogo constructivo para tratar que las intenciones del MOP de generar buenas infraestructuras tengan buenos ejecutores.
¿Qué opinión tiene del modelo de concesiones en Chile?
Si usted vive en América Latina sabe que Chile fue pionero en dos negocios emblemáticos: las pensiones, que hoy están cuestionadas, y las concesiones. El desarrollo de concesiones en Latinoamérica en los 90 fueron Chile y México. Crearon esquemas de deudas que hicieron posible que con calificaciones de riesgo se hicieran concesiones. Aunque en este esquema hay evolución por delante, es emblemático que ustedes fueran pioneros y eso trae un bagaje importante de experiencia, que estamos aprovechando.
Sin embargo, los gremios acusan un estancamiento. ¿Cómo lo ve usted?
No somos nadie para cuestionar los planes que tiene el MOP. No somos un gremio. En lo que nos corresponde, que es tener un equipo al frente con quien podamos dialogar y hacer obras constructivas, estamos satisfechos. Hoy sentimos que en el MOP escuchan y hacen lo mejor que pueden. Ellos han sido abiertos a mirar opciones modernas y hemos estado discutiendo sobre el pase rápido en los peajes.
¿Cuáles son las obras en carpeta?
Una de nuestras iniciativas, que ya tiene una primera aprobación de parte del MOP, es la asociación público-privada entre Freire y Pucón. Es una carretera totalmente simbiótica. En relación al tramo 2 de Ruta del Maipo, fue una obra que se entregó a tiempo, cumplió los requisitos del MOP y se hizo muy bien. En Maipo está el tramo 3, que es fundamental y tenemos aprobaciones previas importantes. Una vez terminado ese, nos devolvemos a Santiago para terminar el tramo 1, que es más grande y exige unos US$ 120 millones de inversión.
Existen críticas de los usuarios porque aumentan los valores, sin grandes cambios en el servicio. ¿Cómo respondería a eso?
Ampliamos el tramo 2 de Maipo, el número de carros que pasaron fue récord y los tiempos mejoraron, pero la gente todavía se queja. ¿Cómo una empresa enfrenta esta realidad? Uno es garantizar que la ingeniería sea perfecta y se cumpla con los estándares internacionales, pero desde el punto de vista soft, tiene que ver con que los usuarios y las comunidades nos vean como sus aliados. Ese es nuestro gran desafío en los próximos años.
El uso de tecnología podría ayudar.
Es la fibra del futuro en infraestructura. No sólo en seguridad, sino en mantenimiento y operación. En la revolución del internet de las cosas, todas las compañías de infraestructura van a tener que estar conectadas a eso. El futuro tiene que estar amarrado a la tecnología. Sin estar inmerso en los avances de la conectividad no se podrá ser competitivo en el futuro.
¿Cómo evalúa a la competencia que han encontrado en el mercado chileno?
Conocemos a nuestros competidores y tenemos diálogo con ellos. Son empresas de primera. Los miramos y aprendemos de cerca. No tenemos quejas sobre competencia desleal. Las empresas que están en Chile son relevantes y están a tono con lo que aspiramos.
El otro negocio que han desarrollado en el país son centrales eléctricas, ¿cómo ha sido la relación con las comunidades?
Estamos preocupados. Pasamos por varias comunidades en toda la región, pero lo que estamos viendo en Chile, desde el punto de vista de las aprobaciones, es que ha sido más difícil de lo que pensábamos. Lo principal para nosotros es nuestra reputación y vamos a cumplir al dedillo con las exigencias gubernamentales, en términos ambientales y sociales, pero acá los trámites han sido más engorrosos que en otras partes.