Francisco José Eguiguren actualmente ocupa el cargo de presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Este organismo, que opera en Washington D.C. y es dependiente de la OEA, es uno de los dos organismos encargados de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente. El otro es la Corte Interamericana.
Durante esta semana, Eguiguren -de nacionalidad peruana- estuvo en Chile para dictar una clase magistral en la celebración de los 25 años de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca. El comisionado, quien es relator para los temas indígenas, conversó con La Tercera sobre la situación de los derechos humanos en el país, la relación que debería tener el Estado chileno con las personas de los pueblos originarios y cuestionó que se utilizara la Ley Antiterrorista en las causas que involucran a personas de la etnia mapuche.
¿Cómo está Chile en la materia de los derechos humanos?
En toda democracia siempre ha habido casos de vulneraciones de los derechos humanos, pero es distinto que pueda haber una vulneración muy puntual o un conflicto determinado que una situación estructural. Aquí las instituciones funcionan en cuanto al sistema judicial, en cuanto a las fuerzas de seguridad. Se vive una democracia, hay libertad de expresión, hay libertad de protesta, hay libertad de discrepancia. Habrá problemas a veces, como tiene que haber en una democracia, pero lo importante es cuando hay un compromiso del Estado de contribuir al fortalecimiento del sistema y dialogar con la sociedad civil y con la comisión, y buscar soluciones a los problemas con buena voluntad, con sinceridad y dialogando.
¿Cómo ve la situación del Estado de Chile con los pueblos originarios? Ha habido conflictos y se ha debatido sobre la utilización de la Ley Antiterrorista en causas con imputados mapuches.
Yo creo que lo primero que se tiene que hacer cuando existe algún tipo de problema es reconocer que hay un problema. A veces, lo peor que se hace es ignorarlo o desconocerlo. Creo que la sociedad chilena y el gobierno son conscientes de que debe tener una atención particular al tema de los pueblos indígenas u originarios de distintas partes del país. Creo que el tema de la Ley Antiterrorista es algo negativo, es algo cuestionable. Que en una democracia, más allá que haya habido algunos sectores radicales y actos de violencia, cuando hay un conflicto de esas características que tienen un componente de problemáticas indígenas, obviamente no es la Ley Antiterrorista el mejor mecanismo para enfrentarlo. Esperamos que esto sea pronto dejado de lado.
¿Qué efectos negativos produce aplicar la Ley Antiterrorista en casos donde estén vinculadas personas de la etnia mapuche?
Siempre las legislaciones antiterroristas son controversiales. Hay un debate, incluso en el derecho penal, sobre si el terrorismo es un delito autónomo o, simplemente, es un método o un modo de cometer delitos que ya existen, como homicidios, robo, destrucción. Se supone que el terrorismo tiene la finalidad de crear terror, alarma, zozobra en la población. Más allá de que en algunos casos se utilicen métodos violentos de protesta, es evidente que lo que está en el fondo no es un tema de terror o de terrorismo, son conflictos sociales respecto de territorio, a actividades extractivas respecto de una identidad, participación a consulta o no. Entonces, creo que la idea de una legislación antiterrorista impide ver o tratar adecuadamente el tema mapuche, que es político y social.
Chile ha llegado ante la comisión por temas mapuches o rapa nui. ¿Algo está pasando con el Estado que no logra solucionar sus problemas con los pueblos originarios?
Yo creo que no es un tema que se resuelve con una ley o con una medida. Es un tema de políticas sostenidas, de espacios de diálogo dentro de una orientación de reconocimiento, y lo que yo he recibido de parte del Estado y del gobierno es la voluntad de trabajar en esa dirección.
¿Por dónde debería ir el camino?
Para un diálogo tiene que haber voluntad, del Estado y de las organizaciones sociales, para buscar algún tipo de solución que respete el derecho a la identidad, a la tierra, a la historia, a la cultura, a la vida de los pueblos indígenas. Pero, obviamente, creo que son ellos los que tienen que definir su futuro como parte de un país. No creo que la solución tampoco sea quererlos mantener como una urna, aislados del continente. Lo importante es el poder estar plenamente ejerciendo y viviendo su identidad en un mundo integrado y desarrollado, porque existen indudables elementos del desarrollo y de la modernidad que a todos nos benefician.