"Nosotros, los provincianos, somos bien creyentes y andar peleando con las personas no nos entra mucho", advierte de entrada Óscar Rojas, el nuevo presidente de la Federación de Tenis y uno de los destinatarios de la carta enviada por los equipos de Copa Davis, Fed Cup y referentes, quienes piden la salida de él y de su directorio, asumido el sábado 8. El ingeniero comercial de 42 años sale al paso en esta entrevista.
¿Cómo ha vivido estos primeros días en su nuevo cargo?
La verdad es que han sido intensos, con un poquitito de asombro, y también desafiantes. Lo veo como una oportunidad. Siempre he creído que el diálogo es el transporte de los acuerdos. Es importante y siempre hemos tenido la intención de dialogar.
¿Se siente discriminado por la declaración, en la que a usted y su directorio se les imputa "no ser del tenis"?
Lo que pasa es que dentro de nuestros postulados creemos que Chile presenta ya por su geografía realidades distintas. El tenis que se practica en Arica no es el mismo que se puede practicar en Punta Arenas, que a lo mejor es más indoor. Sin duda que en regiones nuestro trabajo es un poco más oculto. Somos de los dirigentes que de un kilo de harina aprendimos a hacer 10 kilos de pan. Somos los que salimos a buscar auspiciadores, somos los que nos metemos la mano al bolsillo cuando a un niño le falta para tener una raqueta o zapatillas, pero también tenemos el honor de decir que bajo nuestros clubes y nuestra dirigencia tuvimos el orgullo de ver los primeros pasos de nuestros tenistas de élite.
¿Pero se siente discriminado?
Puede sonar así, pero no quiero creer que hayan dicho eso. Quiero creer que no es así. Por ejemplo, el día de las elecciones pasé a saludar a un torneo G2 en Tuniche, una localidad vulnerable, y me fijé cómo ese dirigente de la Sexta Región esperaba a los niños con un sándwich o una leche caliente antes de jugar. Esas cosas no se saben. Ahora, que nosotros, los dirigentes, no seamos genios del tenis, no significa que no pertenezcamos a la comunidad del tenis.
¿Cómo se puede trabajar con personas que públicamente le han manifestado que no lo apoyarán e incluso piden su salida?
Yo no sé si soy un poco porfiado, ingenuo u obstinado, pero me cuesta creer que no quieran trabajar con nosotros si no nos conocen. La primera invitación es a que conozcan este proyecto. Que no se olviden de que esto es ad honorem. No quiero creer que hay un grupo de gente malintencionada que los esté utilizando o dándoles información errada. Sería destruir a la familia del tenis, que es muy grande. Por eso no renuncio, porque quiero creer que están actuando bajo información incompleta y se merecen el derecho de enmendar el rumbo.
Sin embargo, hasta ahora no ha podido hablar con ellos.
Los he estado llamando, les he mandado mensajes de WhatsApp y no he tenido respuesta. No voy a renunciar al diálogo. La invitación a dialogar está abierta y va a seguir estándola.
¿Y si ellos se van?
¿Le digo una cosa? Yo vi jugar a Nicolás Massú, lo vi en el circuito, en las Olimpiadas y en la Copa Davis. Él es un gran patriota, no creo que haya cambiado. Él defendió a Chile con pasión y no creo que deje la capitanía. La invitación está abierta, le he mandado mensajes, él tiene mi teléfono. Y si puede llamarme, siempre va a encontrar una voz para conversar.
Pero el miércoles se reunieron con Sergio Cortés para ofrecerle la capitanía de Copa Davis, previendo un escenario sin Massú.
Sí. Lo que pasa es que no nos hemos puesto en un escenario, porque no tenemos tiempo. Pero esta dirigencia tiene las puertas abiertas y esto demuestra que hay mucha gente que quiere trabajar en el tenis y no le vamos a cerrar la puerta a nadie. Siempre hemos dicho que nuestro gran capitán Massú es la prioridad y también Marcelo Ríos, a quien aprovecho de mandarle un saludo y decirle que me alegro de que no le haya pasado nada en su accidente, pero también este directorio no está cerrado a ninguna posibilidad de que alguien presente un proyecto que sea bueno.
¿Hay una autocrítica tras retirar de su directorio a personas con procesos judiciales abiertos?
La autocrítica siempre existe. La Federación tiene un nivel de requisitos complejos de cumplir para ser director y aún más para presentarse a la mesa ejecutiva. Cuesta encontrar nombres, uno busca en los dirigentes de base. Entonces, el Comité Electoral que dirigió Ulises (Cerda, ex presidente de la federación) revisó los papeles el día anterior y vio que se cumplía con los requisitos. Después uno se encuentra con estas cosas, que son complejas, porque al final el requisito era no tener antecedentes.
¿No cree que éticamente era lo que correspondía?
Cuando después pasa esto, uno tiene que asumir el liderazgo que le encargaron por mandato de los presidentes de las asociaciones y tomar medidas. Y al tomarlas, altiro demostramos que somos autocríticos. Para eso están los liderazgos. Yo no soy un juez, pero estas personas hicieron un acto de grandeza al salir. Tampoco tenía cómo saber; lo único que se pide es el certificado de antecedentes.
¿Y qué siente cuando lo vinculan con José Hinzpeter?
Anda un duendecito dando información errada. No conozco al señor Hinzpeter. No se me viene ni a la mente, no soy de su generación. Yo creo que cuando uno habla debe hacerse responsable de lo que dice e invito a cualquier persona que diga eso a que me busque una prueba de que alguna vez nos cruzamos en la calle. Ni siquiera era presidente de la asociación cuando él estaba.