El presidente Barack Obama, ansioso por destacar las señales de recuperación económica, enfatizó en una mejora del sector de la construcción residencial y volvió a presionar a los republicanos a que aprueben sus proyectos de ley, que según la Casa Blanca ayudarán a los propietarios de viviendas en apuros hipotecarios.
"Una de las cargas más pesadas en nuestra recuperación se está haciendo más liviana", dijo hoy Obama en su alocución semanal por radio e internet. "Ahora debemos actuar sobre el avance y seguir adelante".
Obama resaltó el aumento de la construcción residencial en septiembre, tanto en viviendas unifamiliares como apartamentos.
El Departamento de Comercio dijo esta semana que el mes pasado, el ritmo de la construcción fue el mejor en cuatro años, aunque las ventas bajaron en septiembre frente a las de agosto. La débil economía sigue siendo el tema dominante de la campaña electoral, por lo que Obama ha insistido en sus mítines que la situación va mejorando. Sin embargo, incluso los indicadores económicos favorables al mandatario reflejan una recuperación débil.
Obama reconoció que sigue habiendo demasiadas personas con hipotecas en apuros, que adeudan más de lo que valen sus viviendas, y culpó a los legisladores republicanos de no aprobar un proyecto de ley que propuso en febrero, que abarataría el interés hipotecario de millones de personas. Los republicanos se han opuesto, entre otras razones porque la propuesta costaría de US$ 5.000 a US$ 10.000 millones.
El mandatario pidió al público que presione a sus legisladores para que aprueben el plan. "Seamos honestos, los republicanos en el Congreso no actuarán en este plan antes de las elecciones", dijo Obama.
"Quizá recuperen el sentido después si ustedes les presionan". En la respuesta republicana, el representante Jeff Flake dijo que Obama heredó una economía frágil, "pero poco ha hecho para mejorarla". Flake, aspirante a senador por Arizona, acusó al gobierno de Obama de un exceso regulador y un aluvión burocrático, empezando por su propio estado.
Pidió a los demócratas que aprueben un presupuesto, lo que no han hecho en más de tres años. "Pese a la gravedad de nuestros desafíos fiscales, no es demasiado tarde", indicó. "Ha sonado la campana y ha llegado el momento de que nos pongamos a trabajar".