El Presidente de Siria, Bashar al Assad, quien enfrenta una revuelta social desde hace cinco meses, insistió hoy que no cejará en su persecución de los "grupos terroristas" que según él, quieren desestabilizar el régimen.

El mandatario niega que su régimen tenga que ver con la compleja situación interna, con cientos de muertos en distintos puntos del país. Dice que detrás de dichas muertes, que incluyen a efectivos de seguridad, hay grupos armados.

Assad habló, tras recibir al canciller turco, Ahmet Davutoglu, quien le pidió que detenga las operaciones militares, por temor, también a que los enfrentamientos lleguen a la frontera entre ambas naciones. Según la televisión turca, Davutoglo entregó "la última advertencia" a Assad.

Asimismo, el gobernante sirio dijo que su régimen está decidido a "cumplir con los pasos de la reforma global que lleva a cabo y que está abierta a cualquier ayuda que presenten los países árabes y amigos al respecto".

Este encuentro coincide con un aumento de la ofensiva militar en varias zonas de Siria, que ha dejado hoy con cerca de una treintena de muertos, entre ellos ocho niños. Por el momento, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos calcula que han fallecido al menos 1.713 civiles y 401 efectivos de las fuerzas de seguridad desde el inicio de la revuelta popular el pasado mes de marzo.