Una vez más el presidente sirio, Bashar al Assad está buscando aplacar la ola de protestas contra su régimen a través de decretos y medidas. Esta vez anunció la entrada en vigencia de la nueva ley electoral y de partidos políticos, en un intento por levantar su credibilidad y luego de la resolución de condena emitida por la ONU.
Dicha medida ocurre en medio del asedio de las fuerzas de seguridad contra la población civil, con un centenar de muertos de por medio en la ciudad de
Le juega en contra al gobernante que ya en el pasado, hizo otras concesiones que no tuvieron mayores repercusiones, por ello los activistas otorgan escaso significado a esta nueva normativa, aunque era una de las reivindicaciones demandadas.
La nueva ley de partidos descarta la creación de una formación política en base a razones étnicas o regionales. Compromete además a los actores políticos a moverse en una Constitución en la que el partido gubernamental Baaz sigue manteniendo una posición de dominio en el Estado y en la sociedad. También en la ley electoral los cambios que se han realizado son de poco calado.
En las masivas protestas callejeras, miles de ciudadanos exigen desde mediados de marzo reformas políticas reales.
FRANCIA E ITALIA
El canciller galo, Alain Juppé, consideró hoy "una ironía, casi una provocación" el anuncio de Assad, de abrir su país al pluripartidismo. "En este momento no valen ya más decretos, queremos actos y el primero de todos debe ser el cese de la violencia contra los manifestantes", afirmó Juppé.
El jefe de la diplomacia francesa consideró "poco creíble" el anuncio y aseguró que es preciso "un cambio fundamental de actitud y de comportamiento del régimen sirio".
En esta línea, agregó que la declaración de condena adoptada anoche por el Consejo de Seguridad de la ONU es "un paso adelante" en la respuesta de la comunidad internacional a la "represión brutal y sangrienta" de Damasco contra los manifestantes que exigen un cambio político. Sin embargo, consideró que la declaración, no vinculante, no es suficiente y reconoció a las trabas que se enfrentan por el rechazo de Rusia y China a condenar al régimen sirio.
Juppé indicó que siguen trabajando para conseguir una resolución de más peso y aseguró que en una semana volverán a reunirse en Nueva York para tratar de lograr una "condena vinculante".
En este sentido, el ministro señaló que las reticencias de Moscú provienen "de los lazos históricos" con Siria y del miedo de ese país a que se repita lo que sucede en Libia. Rusia considera que los aliados han malinterpretado la resolución que permitía su intervención en Libia y que pueden volver a hacerlo en Siria.
Juppé descartó que se repita el mismo escenario porque "en Siria se ha descartado una intervención militar". El ministro recordó que la Unión Europea ya ha adoptado sanciones contra dignatarios sirios.
En tanto, el canciller italiano, Franco Frattini, advirtió hoy que la decisión del régimen sirio de habilitar la variedad de partidos políticos no reduce la "extrema preocupación" por la violencia en ese país. "La simple adopción de un decreto no determina reducir las condiciones de extrema preocupación en las razones de la condena de la ONU", emitida ayer por el Consejo de Seguridad, dijo Frattini.