El Presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, instensificó su disputa con Bruselas al amenazar con abrir las fronteras de su país para permitir el paso de los migrantes que quieren ir a Europa. "Cuando 50.000 migrantes se agolparon en el puesto fronterizo de Kapikule (frontera turco-búlgara) ustedes pidieron ayuda. Y empezaron a preguntarse: ¿Qué haremos si Turquía abre sus fronteras", dijo Erdogan. "Escúchenme bien. Si van más lejos, esas fronteras se abrirán, métanse eso en la cabeza", añadió el mandatario en un discurso en Estambul, un día después de que el Parlamento Europeo aprobara una moción en la que se pide la congelación de las negociaciones de adhesión de Turquía a la Unión Europea, debido a la "desproporcionada" represión de las autoridades tras el fallido golpe de Estado del 15 de julio.

Según el diario Financial Times, la amenaza de Erdogan llega justo en un momento de gran presión política y ansiedad respecto del auge de los movimientos populistas en Austria, Francia y Alemania, que han tenido a la inmigración como tema central de sus discursos.

En marzo de este año, Ankara y Bruselas llegaron a un acuerdo para contener los migrantes que llegaban a Europa vía Turquía. Este pacto permitió reducir el número de personas que llegan a diario a las islas griegas del Egeo. El año pasado esa cifra alcanzó un récord de 1,5 millones.

A cambio, Ankara pidió una exención de visados para sus ciudadanos que viajen al espacio Schengen (la zona de libre tránsito europea), la apertura de nuevos ítemes de discusión para la adhesión a la UE y una ayuda financiera por dar acogida a tres millones de refugiados, incluidos 2,7 millones de sirios, que están en suelo turco.

Pero el acuerdo sobre los visados se estancó, ya que la UE reprocha a Turquía no cumplir con los 72 criterios necesarios. Y Ankara afirma que el pacto migratorio no seguirá si no se avanza en este tema. Turquía acusa a los países europeos de no enviar la ayuda financiera prometida por los refugiados, una afirmación desmentida por Bruselas.

Por otro lado, la UE acusa a las autoridades turcas de reprimir a la oposición tras el intento del golpe. Más de 100.000 personas, principalmente profesores, militares y magistrados, fueron detenidos, despedidos o suspendidos tras la fallida asonada, de la que el gobierno turco acusa al predicador Fethullah Gülen, residente en EE.UU., de ser el instigador.

En tanto, Erdogan reiteró ayer que promulgaría la reinstauración de la pena de muerte, abolida en 2004, si los diputados turcos así lo votaban, a pesar de las advertencias de los dirigentes europeos, que juzgan esta medida incompatible con una adhesión a la UE.