El preso político tibetano más veterano, Lobsang Tenzin, ha sido puesto en libertad tras cumplir una condena de 25 años en prisión, al parecer por el grave estado de salud en el que se encuentra, informa hoy la organización no gubernamental "Free Tibet".

Lobsang era estudiante en el momento que fue arrestado durante unas protestas en marzo de 1988, acusado de la muerte de un policía junto a otros cinco tibetanos.

Según explica "Free Tibet", Lobsang fue puesto en libertad en abril, si bien desde entonces ha seguido bajo una continua y estricta vigilancia, además de amenazas sobre volver a ser arrestado o "llevado" sin más.

La organización alerta del grave estado de salud en el que parece estar el activista, debido a las torturas que sufrió Lobsang en la cárcel, donde vivió en condiciones extremas y sin acceso a servicios médicos.

Los juicios contra Lobsang no cumplieron los estándares legales por lo que los verdaderos cargos contra él siguen siendo desconocidos, apunta "Free Tibet". Inicialmente fue sentenciado a muerte, pero esta pena fue conmutada por cadena perpetua tras la presión internacional.

El activista tibetano continuó con su lucha desde la cárcel de Drpachi, donde fue encerrado, organizando protestas, incluso cuando otro compañero de celda murió debido a torturas.

Lobsang motivó a 150 prisioneros para que se manifestaran en la misma prisión para reclamar conocer la verdad.

En 1991, recuerda "Free Tibet", el activista trató de hacerle llegar una lista de nombres de prisioneros que habían sido torturados en una visita a la misma del embajador de Estados Unidos, pero fue confiscada por el intérprete chino del diplomático.

Numerosas organizaciones de derechos humanos, como "Free Tibet" o "Human Rights in China", denuncian la fuerte represión de activistas o monjes tibetanos en el Tíbet, donde son frecuentes los arrestos o encarcelamientos.

También las inmolaciones, ya que más de cien personas -la mayoría, monjes- se han prendido fuego a lo bonzo en los pasados tres años, algunos de ellos gritando lemas a favor de la independencia del Tíbet o el regreso del Dalai Lama a la región, y al menos 80 de ellos fallecieron en estos actos de protesta.

Frente a ello, China culpa al Dalai Lama -exiliado en la India- de instigar estos actos, aunque el líder espiritual también pidió que se ponga fin a esta forma de protesta.

Pekín asegura que el Tíbet es desde hace siglos parte de su territorio y que en 1951 fue "liberada de la teocracia" del Dalai Lama, mientras que los tibetanos argumentan que la región fue durante mucho tiempo virtualmente independiente hasta que fue ocupada por las tropas comunistas en ese año.