Un chileno en la NBA. La simple frase, hoy, se lee como una locura mayor. Una humorada. Al conocer la historia de Felipe Haase, sin embargo, el disparate empieza a transformarse en una interesante posibilidad. Lejana todavía, pero no inalcanzable.

¿Quién es Felipe Haase? Un osornino que comenzó a jugar básquetbol a los 12 años en su ciudad, que también pasó por Valdivia y que a mitad de 2015 partió a la Escuela Cristiana de Miami, para estudiar ahí y unirse a su rama cestera. Un dato para anotar: Haase, quien acaba de cumplir 19, mide 2,06 metros. Lo más importante, eso sí, es que el gigante chileno fue reclutado a fines de 2016 por South Carolina, uno de los equipos que por estos días es sensación en la primera división de la NCAA, la máxima categoría del baloncesto universitario de Estados Unidos.

La ficha del sureño, de hecho, ya lo da como un jugador de los Gamecocks. Y no sólo eso, pues lo destaca como una figura elegible por la NBA en 2020. Antes de convenir su ingreso a la Universidad de Carolina del Sur, con beca completa, el chileno fue tentado por otras instituciones de prestigio en la NCAA, como Purdue , Missouri, Pittsburgh y Louisville.

En agosto, Haase se unirá a los trabajos del entrenador cubano-estadounidense Frank Martin, también de reconocida trayectoria en el básquet colegial norteamericano, quien se trasladó a Miami para verlo jugar y entrenar, para luego invitarlo a conocer las instalaciones de South Carolina. "Me explicó cómo sería todo, lo que quería de mí y lo que busca en mí como jugador", apunta Felipe a El Deportivo, desde Miami, después de cumplir con su jornada escolar y de entrenamiento. "Hoy es uno de los mejores equipos a nivel universitario, está clasificado entre los 16 mejores cuadros del país. Estoy cumpliendo un sueño y estoy ansioso por aprender cosas nuevas. Aprender un juego mucho más fuerte, más físico, de mucha actitud, que es lo que me falta", destaca el pivote nacional.

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El sureño luce sus trofeos como MVP de su competencia escolar y del Juego de Las Estrellas de su división.[/caption]

Como relata Haase, los Gamecocks (gallos de pelea) dieron la gran sorpresa de la segunda ronda regional de la NCAA, al eliminar a la poderosa Universidad de Duke (88-81), principal favorita del certamen y cuya escuadra es dirigida por Mike Krzyzewski, el mismo técnico del Dream Team campeón olímpico. El conjunto de Columbia se metió por primera vez en las semifinales regionales o el Sweet 16, como se le llama en EE UU. El martes, siguió con su racha notable y venció a Baylor por 70-50 y se consolidó como la gran sorpresa del torneo, al vencer a Florida (77-70), para clasificar a la ronda de los cuatro mejores del país, el famoso Final Four, como campeón del Este (la NCAA se divide en cuatro regiones). Obviamente, el centro criollo ya es hincha de sus futuros compañeros, quienes en la semifinal nacional se enfrentarán a Gonzaga.

"Somos 15 jugadores de primer año los que a partir de agosto nos unimos al plan de South Carolina. Yo llego a ganarme un puesto en el cuadro principal, porque así como llegamos, otros se van porque ya cumplieron sus cuatro años de estudio", explica el ex jugador de Valdivia, campeón estatal de Florida con la Miami Christian School y que ha sido distinguido como Jugador Más Valioso de la competencia y del Juego de Las Estrellas de su división estudiantil.

"Mi mentor en Estados Unidos ha sido Arturo Álvarez (cubano), quien me ayudó a elegir universidad. También me ha ayudado mucho mi entrenador, Juan Cardona (puertorriqueño). He mejorado mucho mi juego gracias a ellos", destaca Haase, consciente de que todavía le falta para considerarse un candidato real para la liga de básquetbol más importante del mundo. "A quién no le gustaría llegar a la NBA, es el sueño de todo el que empezó a jugar básquetbol. Yo trabajo para llegar a la NBA, aunque me lo tomo con paciencia. Y sí, puedo ser elegido en 2020, porque ese año termina mi etapa universitaria, pero si lo hago bien, podría ser seleccionado antes", apunta Felipe.

En Chile, con 2,06, Haase indiscutiblemente es pivote. En Estados Unidos, le falta un poco de estatura para eso ("ojalá pueda crecer un poco más", dice). Por lo mismo, Martin, su próximo coach, ya le explicó que lo visualiza más como un alero fuerte. "Esto me obligará a mejorar mucho mi nivel de juego atlético. Si es necesario, voy a tener que perder un poco de peso, para ganar velocidad". En ese sentido, el sureño cuenta con un muy buen tiro exterior, de triple incluso, cualidad que hoy es muy apetecida en un jugador alto del básquetbol. En su mejor registro en secundaria, sumó 32 puntos.

¿Volver a Chile? Eso sí que Felipe lo tiene claro. "No es lo que quiero", indica. Aunque sí recalca algo: "Jugar por la selección chilena es otra cosa. Sólo pensar en ponerme la camiseta de mi país me produce una sensación increíble". Ya lo demostró en el Premundial U18, que se disputó el año pasado en Valdivia y donde la Roja, sin haber ganado nada, dio un salto de calidad al oponerse cara a cara con potencias como Estados Unidos, Argentina y Puerto Rico. Y con Haase como una figura dominante.

Un chileno en la NBA. Después de conocer a Felipe, el sueño no parece tan descabellado.