El primer ministro británico, David Cameron, viajó por sorpresa a Afganistán para visitar a las tropas de Reino Unido antes de la Navidad.

La intención de Cameron era aterrizar en Camp Bastion, la principal base militar británica en el país islámico, en la provincia de Helmand, pero una tormenta de arena obligó a cerrar la pista de aterrizaje y el avión que lo trasladaba debió dirigirse a Kandahar.

En esa provincia, una de las más peligrosas del país por la elevada presencia talibán, solo hay un escaso número del grueso de las tropas británicas, un total de 9.500 efectivos.

Durante su estancia en Kandahar, Cameron se reunió con miembros de un escuadrón de la Real Fuerza Aérea británica (RAF) y con el responsable de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), la misión de la OTAN, en el Comando Sur, el general estadounidense James Huggins.

Cameron admitió ante los periodistas que le acompañaban que era "decepcionante" no haber podido visitar Camp Bastion, pero recordó que las tropas británicas se enfrentan a este tipo de imponderables a diario.

"Lo que nos ha pasado hoy es algo que le ocurre todo el tiempo a la gente que vive aquí", apuntó el primer ministro, que no quiso dar cifras sobre la prevista retirada gradual de tropas británicas en Afganistán.

El Reino Unido tiene previsto reducir en 500 el número de sus efectivos en Afganistán para 2012, que quedarían en 9.000, y rebajar paulatinamente el número de sus tropas en ese país hasta que en 2014 no quede ya presencia militar británica.