El primer ministro de Malasia, Najib Razak, justificó hoy la detención de 1.667 manifestantes durante la protesta de este sábado, que exigía una reforma electoral. La autoridad, además, tildó de "ilegal" la marcha.
Najib aseguró que su partido "velará por el cumplimiento de la ley y no tolerará el caos", y agregó que los manifestantes son una minoría frente "a la mayoría que respalda al Gobierno. Somos ciudadanos de paz que quieren vivir en paz y armonía, queremos vivir en un país con un futuro brillante", sentenció.
La Policía indicó a última hora de ayer que había puesto en libertad a los arrestados, entre los que se contaron 151 mujeres y 16 menores.
A lo largo del sábado, más de 20.000 personas marcharon por la capital malasia con la intención de celebrar una protesta en el estadio Merdeka ("libertad" en malayo), pero la policía los dispersó con porras, gases lacrimógenos y cañones de agua.
El colectivo Bersih 2.0, organizador de la protesta, cifró la asistencia en 50.000 personas, mientras que algunos medios de comunicación hablan de entre 20.000 y 30.000, y la Policía, de unos 6.000.
Entre sus demandas, el grupo, integrado por más de 60 organizaciones no gubernamentales, exige el uso de tinta indeleble en las votaciones, un mínimo de 21 días de campaña electoral y el libre acceso de los partidos a los medios de comunicación.
El Gobierno, en manos de la coalición del Frente Nacional desde la independencia en 1957, justifica su autoritarismo en la necesidad de garantizar la convivencia en un país de 28 millones de habitantes, con una mayoría del 50 % de etnia malaya y el resto compuesto de minorías china, india e indígenas.