El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, realizó hoy un llamamiento a los generales en la reserva del Ejército para contener la ofensiva insurgente sunita en el país, que en los últimos días se ha centrado en provincias vecinas a Bagdad.
Después de que ayer pidiera a Estados Unidos que lance ataques aéreos contra los supuestos terroristas, Al Maliki -en calidad de jefe de las Fuerzas Armadas- llamó hoy a filas a los oficiales en la reserva que tengan un rango de general de brigada o superior.
"En vista de las circunstancias por las que está pasando Irak y la reestructuración del Ejército iraquí, y mediante un proceso de evaluación de la situación actual de las Fuerzas Armadas, llamamos a los reservistas que están bajo órdenes de la Dirección General de Combatientes o a la espera del pase a retiro", dijo en un comunicado.
Como medida de precaución, antes de enviarlos al campo de batalla, está previsto que se realicen pruebas a estas personas durante tres meses para comprobar que son capaces de entrar en combate.
Otros refuerzos para el Ejército los constituyen los numerosos voluntarios que se están ofreciendo a alistarse para luchar contra la insurgencia suní, liderada por el Estado Islámico de Irak y Siria (Isis).
Para ellos, Al Maliki anunció un sueldo mensual de 500.000 dinares (unos 430 dólares) y un subsidio de alimentos de otros 125.000 dinares (108 dólares) como "recompensa que se ajusta a las leyes del Ministerio de Defensa".
Al Maliki trata así de engrosar un Ejército del que han desertado oficiales y soldados ante los avances del Isis y sus aliados, como ocurrió el pasado día 10 cuando los yihadistas tomaron Mosul, la segunda ciudad del país, de donde huyeron varios militares en dirección a la región autónoma del Kurdistán.
Mientras, en el campo de batalla, la confusión reina con las informaciones que llegan desde ambos bandos.
Tanto el Ejército como el Ministerio iraquí de Petróleo aseguraron mantener el control de la mayor refinería de petróleo en Irak, situada en la localidad de Biyi, en la provincia de Saladino (al norte de la capital), y que sufrió un ataque de los insurgentes.
Además, 44 extranjeros fueron liberados después de haber sido secuestrados hace cuatro días en la provincia de Kirkuk, en el norte de Irak, mientras trabajaban para una empresa turca en la construcción de un hospital, informaron fuentes policiales.
También continuaron los enfrentamientos entre el Ejército y los insurgentes sunitas en la localidad de Tal Afar, de mayoría turcomana sunita y ubicada cerca de la frontera con Siria, en la provincia septentrional de Nínive.
El ministro turco de Asuntos Exteriores, Ahmet Davutoglu, aseguró hoy, en la reunión de la Organización para la Cooperación Islámica (OCI) en la ciudad saudí de Yeda, que su Gobierno ayudará a los turcomanos iraquíes que necesiten ayuda.
Respeto a los turcomanos y al resto de etnias y sectas religiosas presentes en Irak es lo que ha pedido hoy el ilegalizado partido nacionalista iraquí Baaz, que gobernó el país en la era del dictador Sadam Husein.
"El Baaz llama a los revolucionarios a proteger la vida de los ciudadanos árabes, kurdos, turcomanos, suníes, chiíes, cristianos, sabeos, y a los policías y los soldados que se adhieran a la revolución", señaló en un comunicado el partido, vinculado a varios grupos armados que luchan del lado del Isis.