El primer ministro iraquí en funciones, Nouri al Maliki, afirmó hoy que está dispuesto a indultar a los combatientes de los clanes sunitas que se arrepientan y pidió a los kurdos que no usen el conflicto para sus objetivos independentistas.
En su discurso semanal televisado, el chiita Al Maliki dio la bienvenida a los miembros arrepentidos de los grupos sunitas, pero rechazó hacer lo propio con los terroristas del ahora denominado Estado Islámico, que integra también la ofensiva sunita que avanza hacia Bagdad.
Para Al Maliki, el reciente anuncio de la creación de un califato islámico en zonas de Irak y Siria por parte del líder del Estado Islámico, Abu Bakr al Bagdadi, representa una "amenaza" para los países de la zona.
Esa declaración es "un mensaje dirigido a estos países, que han pasado a estar dentro del círculo rojo del Estado Islámico", afirmó.
Además, el jefe de Gobierno en funciones pidió a los dirigentes kurdos no sacar provecho del conflicto que atraviesa el país para avanzar en sus aspiraciones secesionistas.
"Nadie tiene derecho a aprovecharse de las circunstancias e incumplir la Constitución", dijo Al Maliki, que añadió que Irak puede albergar a todos sus componentes étnicos y religiosos.
Así respondió a las declaraciones de ayer del presidente del Kurdistán iraquí, Masud Barzani, quien anunció su intención de celebrar un referéndum en los próximos meses sobre la independencia de esta región autónoma que, hasta ahora, se está librando de los enfrentamientos.
Por el momento, Al Maliki ha aceptado resignado que las tropas kurdas (los llamados "peshmergas") hayan tomado posiciones disputadas que, antes de la ofensiva sunita, escapaban a su control, como la ciudad petrolera de Kirkuk.
Sin embargo, el primer ministro también destacó en su discurso que estas fuerzas "regresarán a sus zonas de origen".
Eso es algo sobre lo que no está dispuesto a negociar Barzani, que defiende que en Kirkuk ni siquiera es necesario un plebiscito, ya que actualmente se encuentra bajo control kurdo, después de que los militares iraquíes huyeran a principios de junio ante el avance de la insurgencia.
Mientras, en un intento por recuperar zonas de la provincia de Saladino (al norte de Bagdad), el Ejército iraquí mató hoy al menos a dieciocho personas, entre ellas ocho de una misma familia, en bombardeos contra la ciudad de Al Sherqat, informaron a Efe fuentes de seguridad.
Otros bombardeos y diferentes combates tuvieron también lugar en Tikrit, capital de la misma provincia y cuna del difunto dictador Sadam Husein, controlada por los insurgentes.
Además, una fuente médica del hospital de la ciudad de Faluya, a unos 50 kilómetros al oeste de Bagdad, reveló que recibió dos cadáveres y quince heridos, entre ellos mujeres y niños, por ataques con proyectiles de mortero a varios barrios de esa urbe.