El próximo viernes 23 de junio, Chile podría hacer historia desde la isla de Sriharikota, India. Para ese día está previsto el lanzamiento del primer satélite fabricado en Chile, Suchai I, proyecto que nació en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (Fcfm) de la Universidad de Chile, en 2010.

El Suchai I, un nanosatélite que cabe en la palma de una mano (ver infografía), será lanzado en el Polar Satellite Launch Vehicle (PSLV) C38, cohete indio que pondrá en órbita, además, al satélite Cartosat-2 y un total de 29 nanosatélites de 14 países.

El PSLV pertenece a la Organización de Investigación Espacial India (Isro, sus siglas en inglés), que en febrero rompió el récord de lanzamiento de satélites en un mismo cohete, con 104 aparatos, de ellos, 101 eran nanosatélites tipo Cubesats, como el Suchai I.

Marcos Díaz, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y responsable del Laboratorio de Exploración Espacial Planetaria (LEEP), ya está en la India para supervisar todo el proceso de integración nanosatélite al cohete que despegará desde el Centro Espacial Satish Dhawan.

"Esta experiencia nos da credibilidad para que podamos convertirnos en un actor mundial en el circuito de la industria de los pequeños satélites y ser activos generadores de ciencia espacial de alto nivel", dice Díaz.

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Misión

Originalmente el Suchai I se lanzaría desde el cohete Falcon de la firma SpaceX, sin embargo, el equipo de investigadores decidió cambiar de agencia espacial tras dos suspensiones de lanzamientos planificados con esta agencia privada estadounidense, propiedad del multimillonario Elon Musk.

El lanzamiento está planificado para este viernes, pero podría extenderse hasta el 30 de junio, dependiendo de factores como el estado del tiempo y otros propios del lanzamiento. Todo estará listo para el despegue a las 23.20 horas de Chile el día jueves 22.

De ser exitoso, desde la universidad explican que se podrá avanzar en la evaluación de la tecnología utilizada en la construcción del satélite, así como de su capacidad instrumental para la ejecución de los tres experimentos programados, entre ellos uno que pretende poner a prueba técnicas para la predicción de fallas en baterías desarrolladas por investigadores de la universidad.

Una vez en el espacio el aparato deberá pasar los primeros 30 minutos "durmiendo", como lo exigen las normas internacionales. Esto evita eventuales accidentes con otros satélites o con el mismo cohete que está en proceso de dejar en órbita a los otros satélites. La primera acción del Suchai I será desplegar las antenas de comunicación con la estación terrestre, mientras que al mismo tiempo una pequeña cámara tomará una fotografía en la posición en la que se encuentra el satélite y la transmitirá a la estación de monitoreo. Con esto se inicia el proceso de ubicación del satélite en el espacio, lo que puede demorar entre tres horas y tres días.

"Como equipo ahora sentimos mucha emoción y con ganas que salga todo bien. La parte bonita de esta historia es que es el término de la etapa del Suchai I, pero es el inicio de un programa espacial en la facultad porque ya estamos construyendo el Suchai II y III", señala el ingeniero Carlos González Cortés, quien es parte del equipo que partió con el desarrollo del nanosatélite.

Costo

El Suchai I tuvo un costo de US$300.000, (unos 200 millones de pesos) recursos que incluyeron la creación del laboratorio, el diseño y fabricación del nanosatélite, además de las respectivas pruebas y certificaciones en Chile y en el extranjero, y la contratación de la agencia internacional que lo pondrá en órbita.

"Se trata de abrir oportunidades a estudiantes talentosos para involucrarse en proyectos de vanguardia que los lleve al límite de su capacidad creadora, así como de demostrar al Estado que sus universidades pueden estar a la vanguardia del desarrollo tecnológico, si se les ofrece la posibilidad de hacerlo", señala Patricio Aceituno, decano de la Fcfm, desde la cual se han impulsado otras iniciativas pioneras como el desarrollo de la televisión, la incorporación de la computación en la década de los 60 y la introducción del correo electrónico, además, de la experimentación con vehículos solares.