La primera ministra tailandesa, Yingluck Shinawatra, blanco de protestas contra el Gobierno en Bangkok, descartó el lunes que piense renunciar mientras permanece fuera la ciudad, pese a una serie de enfrentamientos letales que suman presión sobre su administración.

Shinawatra, que asistió a un encuentro comercial en la provincia de Saraburi, 100 kilómetros al norte de Bangkok, instó al diálogo para resolver una crisis que comenzó hace meses, donde los manifestantes han bloqueado los principales accesos a la capital.

"Es tiempo de que todas las partes dialoguemos", dijo la primera ministra a periodistas. "Muchas personas me han pedido que renuncie pero yo les pregunto: ¿La renuncia es la respuesta? Qué sucede si crea un vacío de poder", agregó.

Las protestas se han visto salpicadas por tiroteos y explosiones ocasionales, incluyendo una el domingo que causó la muerte de una mujer y dos hermanos.

Con las protestas, los opositores buscan derrocar a Yingluck y eliminar la influencia de su hermano, el ex primer ministro Thaksin Shinawatra, percibido por muchos como el poder detrás del Gobierno.

La oficina de Shinawatra no confirmó cuántos días ha trabajado Yingluck fuera de la capital. La última vez que fue vista en público en Bangkok fue hace casi una semana. Está previsto que el jueves asista a una audiencia en Bangkok por un caso de corrupción.

El ministro de Relaciones Exteriores, Surapong Tovichakchaikul, dijo que Yingluck sostendría una reunión de Gabinete el martes.

"Es altamente probable que llevemos a cabo la reunión de Gabinete fuera de Bangkok", dijo Surapong a periodistas.

La crisis política, que enfrenta a manifestantes principalmente de la clase media de Bangkok y del sur frente a quienes apoyan a Yingluck fundamentalmente en el norte rural del país, no ha mostrado señales de acabar pronto.

El Ejército, que derrocó a Thaksin en el 2006 en el último de los 18 golpes o intentos de golpe desde que Tailandia se convirtió en una monarquía constitucional en 1932, dijo que no intervendría esta vez.

Los manifestantes, que interrumpieron y boicotearon unas elecciones generales, han sido instados por sus líderes a dirigir sus críticas contra los negocios vinculados a Thaksin y se reunieron el lunes en los alrededores de una cadena de televisión dirigida por el hijo de éste.

No estaba inmediatamente claro quién fue responsable por la detonación de una bomba el domingo en un distrito comercial, pero la polarización de la sociedad aumenta la posibilidad de que haya conflicto civil.

Ambas partes se han acusado mutuamente de instigar a la violencia, al tiempo que provocadores armados han buscado aumentar la tensión. Los manifestantes y la policía también han culpado por la violencia a terceras partes.

Al menos 20 personas han muerto y cientos han resultado heridas en las protestas que comenzaron en noviembre y se recrudecieron a principios de este año, según el centro médico Erawan, que supervisa los hospitales.