Decir que el futuro de Internet es móvil es estar atrasado. Es el presente de la tecnología el que ya está totalmente dominado por nuestros teléfonos y nuestras tabletas. No solo lo demuestra la cantidad de dispositivos vendidos al año -mil millones de celulares vs. 200 millones de computadores- sino que ahora también por el uso de Internet.

Desde la década de los 80, Windows se había mantenido en el liderato de uso de la red de redes a nivel global. Desde su etapa experimental hasta su uso comercial, si bien los usuarios del sistema de Microsoft se han ido reduciendo con el tiempo, hasta ahora las personas pasaban más horas conectadas a la red desde sus computadores que sus celulares.

Pero esto ya está cambiando y según el último reporte de StatCounter, un servicio que revisa el tráfico de más de 2,5 millones de sitios de la web alrededor del mundo, durante el mes de marzo de este año, Android se consolidó, por primera vez desde que se realiza esta medición, como la principal plataforma de acceso a la red de redes.

El margen fue estrecho: la cuota de uso de Internet desde Android alcanzó un 37,93% del total de uso de Internet, mientras que Windows, el líder histórico, obtuvo un 37,91%. Son solo dos centésimas de diferencia, pero considerando que hace siete años, Android solo poseía el 2,4% del uso total de Internet, la cifra no deja de sorprender.

El principal factor que está moviendo la popularidad de Android es Asia, un mercado donde el dominio del sistema operativo del robot es mucho más pronunciado: un 52,2% por sobre un 29,2% de Windows.

La explicación de este fenómeno se debe principalmente a la explosión de la cobertura de las redes 4G, la que ha hecho que más gente se conecte por más tiempo desde sus equipos para ver videos, subir fotos e incluso trabajar. De hecho, si se eliminan los accesos móviles de la ecuación, Windows sigue siendo el rey con un 84% del uso de Internet, lo que demuestra que si bien Windows sigue siendo la plataforma preferida para trabajar y jugar, Android va en el camino para tomarse el resto de nuestro día.